jueves, 27 de diciembre de 2012

A los ojos

No dejo que nadie me mire a los ojos por miedo
a que empiece a leer heridas de una vida
entre algodones que se solapan con versiones y
diferentes historias de un mismo hecho.
No dejo que nadie me mire a los ojos por miedo
a que me entienda y sepa como aliviar
aquellos momentos del pasado inexistentes,
curados con ron cubano, carretera de por medio
y lágrimas que escuecen.
No dejo que nadie me mire a los ojos por miedo
a que este mundo en el que tú y yo paseamos
se derrumbe.

Contradicciones

Contradicciones, contradicciones
que se retuercen entre las
alambradas de sus playas,
desiertas, claras y hechiceras.
Contradicciones, contradicciones
que salen a la calle
pidiendo auxilio entre una
marabunta de mentiras y ecos.
Contradicciones, contradicciones
que nacen en su piel al cerrar
los ojos al tiempo que escucha
la melodía de este tropical.
Contradicciones que luchan en
un mar de bien y de mal
donde nadie distingue lo uno
de lo otro, ya ni yo lo distingo.

martes, 11 de diciembre de 2012

Una tarde


Entre acordes de guitarra
se deslizaba una línea blanca
que se derretía con las pisadas
de los transeúntes sin camino.
Bajo la calidez de los muros
murmuraban aquellos gatos
saltando entre tú y ellos
reunidos bajo un fuego eterno.
El aire respiraba la armonía
de aquel momento mágico,
embaucador, rendido a los pies
de la libertad y el arte efímero.
Echados en piedras acolchadas
se dejaban llevar por el calor del
vino mezclado con esencias
de otros mundos inventados allí.
En la ventana un mundo ajeno
al que se vivía entre aquellas
paredes revestidas de sangre
que seguía latiendo en sus vidas.
Aquello era la imagen de una tarde
de diciembre, de una única tarde. 

martes, 4 de diciembre de 2012

This is Chicago


Poner un pie. Descubrir un cuerpo. Abrir una ventana y descubrir un mundo. Are you still working on it? Enteder una cultura y su brunch. Observar unos colores sin ser catalogado o juzgado. Sentir el arte y la libertad como modelo de vida. Querer tocar el aire con las manos en un suspiro. Alternar sonrisas con homeless. Defender la cultura como crecimiento y apoyar la diferencia como rasgo facial. Escuchar la música con el corazón y cantarla con el alma. Vibrar al ver a tus hormigas convertidas en toros ganar. Luchar en Downtown para conquistar cinco centímetros más. Mirarte en un espejo que te devuelve una realidad tergiversada. Caminar por una ciudad renacida de entre sus cenizas. Capturar imágenes que nunca volverán a ser lo mismo, momento que nadie más va a captar ni a vivir. Dar normalidad a algo que no lo es, aunque también lo es. Respetar la historia en un estilo vintage que viste los escaparates. Solucionar los problemas con un simple puente elevadizo que lo deja escapar. Ser conducido a través de curvas vertiginosas por los aires y surfear por los tejados. Encontrar lo inesperado y perder la conciencia. Querer parar el tiempo. No dormir y respirar. 

martes, 27 de noviembre de 2012

Exiliados


Algunos lo llaman valiente, cuando él se siente exiliado de una guerra en la que los muertos brillan por su ausencia y en la que balas son ataques políticos. Cada vez se siente más cercano de su cultura, pero más lejos de su país. Y todo se lo debe a ellos, a los que se han encargado de ahogar a la sociedad que le había dado vida. Cuando vuelva, probablemente no encontrará aquella tienda a la que solía ir porque se ha visto obligada a cerrar, no encontrará aquellos árboles que le daban sombra en las tardes de verano. No reconocerá a las personas con las que solía compartir su vida porque ellos, al mismo tiempo que él, habrán cambiado. Solo habrá una cosa que no habrá cambiado: su casa. Cuando escucha la palabra “volver”, se le ponen los pelos de punta. Nada le gustaría más que hacer lo que hace en su país, pero se para a pensarlo y no le encuentra sentido. Esta palabra carece de contenido y ha desaparecido de su vocabulario, junto a otras como estabilidad u hogar. El mundo no para de girar y sabe que aún le queda mucho para bajarse en alguna parada y esto le inquieta. No saber qué va a pasar mañana le reconcome las entrañas. Al menos tiene algo en común con aquellos que aún viven en su país y que no saben si mañana tendrán algo que llevarse a la comida. Está construyendo vidas que antes de que comiencen tienen su fecha de caducidad. Sin embargo, para aquellos, solo es una generación perdida más. 

martes, 20 de noviembre de 2012

El último 20 de Noviembre de Jose


Jose se estaba ahogando con su propia sangre en apenas una bañera de 30 centímetros de profundidad. Ni siquiera hacía el intento por agarrarse a uno de los diques. El barco se hundía y él estaba dentro. Había olvidado bajarse en la última parada y ya era demasiado tarde. Estaba lleno de tierra hasta la cabeza. Ya no habría más espectáculos de teatro, ni más cenas en el chino de la planta quinta, ni más locuras que lo condujesen a perderse en el mar. Ya no veía a nadie. Jose solo se subía en su coche y conducía, y conducía, y conducía, y conducía, pero nunca se chocaba. Nunca tuvo esa suerte. Algunas veces fingía respirar aire, pero llevaba semanas sin hacerlo. Lo único que respiraba eran sus propias lágrimas que tragaba cuando caminaba por Granada buscando una bañera. Una vez se abalanzó contra un escaparate pensado que lo rompería y caería en su bañera. Ni en ese momento se dio cuenta de que no sería tan fácil. Ya no le permitían ni bañarse tranquilamente. Se coló en un bar, pidió dos copas. Las dos eran para él. Se las bebió. Pedió dos copas más. Se las bebió. Pedió dos copas más. Allí las dejó intactas, ni un mísero sorbo. 10 euros menos. Salió y estaba lloviendo. Danzó durante horas debajo de aquella tormenta de arena enjabonada, pero allí tampoco se ahogó. Lo había intentado en el mar, en el coche, intentando traspasar el escaparate, con el alcohol, con la lluvia, pero nunca lo consiguió. Nunca puso empeño. Probablemente, no era lo que quería o sí, quién sabe. Jose seguía moviéndose de un lado a otro, había pedido un traslado en su trabajo, se había mudado, creía que lo iba a conseguir. Sin embargo, allí estaba el 20 de noviembre ahogándose con su propia sangre en aquella bañera. Se estaba muriendo y no lo sabía. Descubrí el cadáver dos años más tarde. Él aún lo sigue buscando. 

sábado, 17 de noviembre de 2012

Esclavos

La luz atraviesa el ventanal. Los rincones se deshacen entre motas de alcohol seco. Aquel sofá viejo, en el que nos tumbábamos tardes y tardes para sentir el golpe de nuestra respiración viendo pasar el tiempo, ha renacido. Ha vuelto a abrigarme con sus cojines en la soledad esperando a que nadie llegue. Las sombras de las ramas bailan agarradas a esas pequeñas ardillas en los muros de la habitación. Ese piano, que nos enmudecía aquellas notas de invierno en las que el frío se hacía dueño de nosotros hasta que llegó ese momento en el que nos congeló, ha vuelto a sonar. Sin embargo, no hay manos ni dedos que se deslicen por su larga cola de marfil blanco, ni tampoco ningún caballero que espere delante de él para fundirse en un abrazo. Está tocando solo. No hay ruido de la calle. No se cuela ningún grito infantil ni algún pitido de esa marabunta de coches que se pasean cada día por mi jardín. Solo un silencio roto por el piano y por el ruido de mi pluma al escribir estas hojas que usaré para encender esa chimenea que no tiene sitio en este salón. Abre la ventana y saltemos al vacío.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Otro valiente acobardado

Se rindió. Ventitré anni. Otro valiente acobardado por el mundo. Esa fue su última decisión. La maleta había quedado atrapada en algún momento del pasado y estaba demasiado llena para seguir arrastrando de ella. La ropa se había hecho inutilizable y se había cargado de recuerdos y sentimientos que le impedían caminar cada día. Aún sonreía. El mar no había conseguido atraparlo por un último instante. Ya ni aquel viaje a Tenerife le sujetaba. Probablemente, allí cargó la maleta de demasiadas cosas también. Nadie le enseñó a ir tirando todo aquello que no necesitaba para respirar, a arrojar aquellos recuerdos que lo clavaban en la tierra como un ancla, tanto que la tierra se lo ha tragado clandestinamente. Estoy seguro de que lo había intentado; que algunas mañanas se había levantado de su cárcel intentando romper los candados de su espalda, que algunas noches había caminado de bar en bar buscando refugio en los alambres de alguien, pero no lo consiguió, con lo valiente que era ... Tampoco resolvió aquella ecuación que jamás le dió cero porque jamás encontró esa explicación que nadie le había dado y que nadie le daría porque ni existía ... porque nos empeñamos en buscar explicaciones que carecen de vida propia, como él ahora. Se había suicidado.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Con mis pies

Los días pasan. Tú llegas y yo ya me he ido. La vida se pasaba y ya habíamos estado demasiado tiempo sentados. Jamás pensé que sería tan feliz de pie. Desde aquí arriba se ven las cosas desde un punto de vista diferente. Puedes ver como las hormigas caminan una detrás de otra recogiendo comida para el frío duro que les espera; puedes ver la cabeza de otras personas ... y pensar que me había perdido durante todo este tiempo ese sentimiento de igualdad. Ahora mira a mi lado y veo caras. Antes solo veía cinturones, perros y tiradores. No pienses que me voy a sentar ahora. No, no. De hecho, el sofá no era tan cómodo. Se me clavaban esos malditos hierros en mitad de la espalda cada vez que intentaba ver una película. La verdad que debo admitir que aún me mareo algunas veces. Esto de no estar acostumbrado a mover los dos pies coordinadamente es más difícil de lo que me esperaba, pero tan reconfortante... Algún día lograré moverlos al ritmo de algún ritmo cubano. Pero para eso aún queda mucho. Aún tengo que acostumbrarme a esta perspectiva. Eso sí, te aseguro que no me pienso sentar. Siéntate tú si quieres a esperar. Quizás ya eres mayor y tampoco te viene mal. Cuando me subo al autobús, me gusta agarrarme a esos tiradores que hay en el techo. Jamás lo había hecho. Siempre estaba sentado en uno de esos asientos esperando a que llegara la parada, pero estaba tan cansado para levantarme y darle al pulsador que la parada se me pasaba y tenía que esperar otra vuelta y así una vez y otra vez y otra vez hasta que su jornada llegaba al final del día y me arrojaban en el banco de alguna parada. Y pensar que tampoco me levanté ni para eso. Pero ahora todo ha cambiado. Fíjate, allí fui por primera vez a una discoteca. Ya no me daba miedo eso de estar de pie, bebiendo una copa, bailando y conociendo a gente. Y cuando la discoteca cerró, los autobuses ya habían parado, pero no me importaba. Ahora tenía disponible el mejor transporte que existe: mis pies. Sí, volví caminando a casa mientras me congelaba mi nariz. Pero no importaba. Lo estaba haciendo yo solo, con mi esfuerzo, sin esperar a que tú vinieras a recogerme. Solías llegar tarde. Por cierto, dejo de escribir que me da miedo sentarme demasiado tiempo y no volver a levantarme. Me voy a caminar que la vida se ve de otro color desde aquí arriba.

jueves, 25 de octubre de 2012

Intenta no pisar...

Míralas.
Ahí están, luchando
por ganas esa batalla,
la batalla que le dará
un minuto más de vida
o quizás solo un segundo.
Y pensar que están luchando
por tan solo eso,
por algo que van a perder
cuando la última ráfaga de viento
sople.
Algunas rojizas, otras amarillenta,
algunas marrones, otras no saben
ni de qué color se visten, pero todas
miran desde arriba a
las perdedoras, aquellas que
se dejaron vencer por
la monotonía, el agotamiento.
Ahora solo son una más
en un suelo pisoteado por
gigantes que no se paran a
pensar que ambos
luchaban por lo mismo,
por la supervivencia, y que
ahora andan sobre cadáveres
del mismo modo que mañana
nosotros caminaremos sobre
los suyos.

domingo, 14 de octubre de 2012

Alrededor

Te sientas ahí.
Te quitas la chaqueta,
cruzas la piernas,
te ríes,
te tocas el cabello,
bebes,
comes,
vas al servicio,
vienes,
gritas,
vuelves a reír.
Todo esto pasa,
pero ni me miras,
no te das cuentas
de que llevo
toda la noche
mirándote,
estudiando
cada uno de tus gestos.

Estás en tu burbuja
y no te das cuentas
de lo que pasa
alrededor, de lo que
piensa la gente
cuando te pones
esa falda que
se ciñe a tu cintura
y que marca
esa guitarra viva,
de quién te mira.

Por fin clavas la mirada.
Después de ti ...

¿Profesores o Jueces?

Y pensar que desde era chico siempre había querido ser profesor y mira en lo que he quedado... en juez... encima en juez de baja categoría... Fue durante una tutoría con una de mis alumnas en las que tenía que demostrarle que había copiado en su ejercicio cuando me di cuenta de ello. Era su palabra contra la mía. Un ejercicio de demasiado nivel para lo que ella sabe decir en español y una obligación de justicia con el resto de mis alumnos por mi parte. Pero, ¿quién me ha dicho a mí que tengo que ser justo? Cuando firmé el contrato, no recuerdo leer ninguna cláusula en relación con esto... Mi tarea era enseñar español a los alumnos y dirigir un taller de cine español... ¡Cómo me engañaron! Ahora me siento en mi oficina, cojo los ejercicios de mis alumnos y a juzgar se ha dicho... Pero ¿y si nos equivocamos? 

Además, ¿qué es la justicia?, ¿es justo exigir lo mismo a todos los alumnos?, ¿es justo descontextualizar su vida y convertirlos en una nota numérica? La verdad no tengo ni idea, lo único que sé es que aquel sueño de pequeño en el que simplemente quería ayudar a los demás mostrándoles los conocimientos que poseía se ha esfumado. Ahora me enfrento a problemas familiares ¿verdaderos o falsos?, me enfrento a plagios, me enfrento a fechas de entrega, a retrasos, ... a veces pienso que también debo ser psicólogo para leer sus mentes, para saber si se sienten a gusto, si hay un ambiente próspero para su desarrollo personal, pero tampoco encuentro nada de esto en mi contrato, quizás esté un poco paranoico.

Abro mi libreta de notas y yo no se ellos, pero a mí se me saltan las lágrimas cuando veo algunos suspensos (no todos, por supuesto). Y si era verdad que había tenido problemas en casa ayer y por eso no pudo presentarse... y si era verdad que no había copiado y que solo se había ayudado un poco de "google translator"... y si nada de esto es verdad y sin esfuerzo consiguen la misma calificación que los demás... Pero, ¿a mí qué me importa si se están engañando a sí mismos? A mí lo que me importa es que aquellos que realmente están trabajando, cuando lleguen mañana a España y tengan que comprar en una tienda, sepan decir ¿cuánto es? y es por ellos, por los que nos convertimos en jueces o en psicólogos y es a ellos a los que debo pedir perdón si no me siento con la responsabilidad moral de convertirme en juez, indagando en sus vidas, en sus asuntos, en sus intereses...

¿De verdad quiero ser juez? Y ahora dudo...

viernes, 12 de octubre de 2012

Caronte

En esas mañanas
en las que la escarcha lucha encarecidamente
con las lanzas de sangre que renacen tras el silencio,
se desvanecen las tinieblas que naufragaban en la barca
con un tal Caronte.
Roto el murmullo de lo saltarines por las miradas cansadas,
anegadas de lluvia, infladas con un ego mortal que
se desvanece cuando enseñan su pasaporte al otro lado
de la ciénaga.
Ya en las tinieblas deambulan como estudiantes enjaulados
al son de un reloj que se paró cuando comenzó la batalla.

lunes, 8 de octubre de 2012

Ficción de un Inmigrante: Canadá III

Hace más de tres semanas que escribí sobre mi estancia en Canadá. Esto es buena señal. Estoy tan entretenido y ocupado que no tengo tiempo para sentarme delante de mi portátil y contaros mi experiencia aquí, aunque ello no significa que os olvide, JAMÁS. Intentemos hacer un resumen de estas tres semanas, imposible, ni el mejor autor de microrrelatos.

¿Por dónde empezar? Quizás por nuestro primer fin de semana fuera de Guelph. El destino no podía ser otro que Toronto. Autobús a las 7:45 de la mañana. Propósito: patearnos toda la ciudad en un día. Resultado: no conseguido. Primera experiencia: el autobús se rompe justo en la esquina de la calle de la estación (al menos estábamos allí ya y no aquí). Primera parada: St´s Lawrence Market, podríamos decir mi huelín con más glamour. Y seguidamente the Destillery District: un viejo barrio de destilería que se ha convertido en un barrio lleno de galerías de arte moderno. Aquí os dejo una foto (repertorio completo en facebook):


Tras esto, paseo por Toronto. Pasar la calle comercial (no compré nada, lo prometo), Union Station, subir University Avenue hasta llegar al  Parlamento y a la Universidad de Toronto. No pudimos resistirnos a entrar en la tienda y comprarnos una sudadera, estaban en rebajas. Tras esto, introducirnos en Chinatown. Sí, señores, los chinos nos están invadiendo y no podemos negarlos... serán los reyes del mundo. Aquí compré algunas postales e imanes para mi colección. Y por cierto, comimos en el restaurante más barato de Toronto, conocido por lo mismo. Por 4.95 dólares comes: un primer plato de sopa, un rollito de primera y un plato enorme, pero enorme, que ni en dos veces te lo puedes comer, de lo que quieras, en mi caso, pollo al curry con arroz y verdura. El único inconveniente: la camarera era la tía más estúpida que te puedes echar a la cara. Tras comer y seguir con algunas compras por Chinatown, fuimos a Kensignton´s Market, una mezcla entre barrio hippi y típico barrio tradicional, probablemente no la parte más limpia de la ciudad. A la vuelta, paseo por Queens Street, la calle de las tienda (¡cómo me dolía no poder entrar en ellas!), con destino a la CN Tower:


Aunque en este momento el cielo sea un poco feo, he de decir que cambiaba cada cinco minutos: lo mismo hacía un sol impresionante que lo mismo corría un fresquillo que pelaba. Pero lo mejor estaba por llegar: la visita a las islas y a fabulosa vista de Toronto desde el ferry. Me quedé sin palabras y espero que también os pase lo mismo cuando veáis estas fotos:





Tras un intenso día de caminata, pondríamos fin a 12 horas de paseo por Toronto, ya que nuestro bus de vuelta a Guelph zarpaba a las 21:30 y, sinceramente, mis pies me lo pedían a gritos. Al día siguiente,   era incapaz de coordinar mis pies para hacer eso que algunos llaman andar, para mí algo completamente imposible de conseguir ese día. 

Durante la semana, mucho trabajo preparando mis clases, mi festival de cine español, cafés con los compañeros, pero todo ello con una gran ilusión y de una forma placentera. No me puedo sentir más a gusto cuando atravieso la puerta de mi edificio y veo el profundo respeto que existe entre todos hacia todos. 

Tras una semana de trabaja, llegaría otro gran fin de semana, no tanto para mi tarjeta de crédito. Sábado: destino Vaughan Mills e Ikea. Domingo: Niagara falls. Así es señores, habíamos alquilado un coche y menudo coche... y el precio es de risa... El sábado fuimos a hacer unas compras a Ikea, porque, aunque aún no lo he dicho, en una semana me mudaría a mi nueva casa: Janefield Avenue, 95, a vivir con dos de mis compañeras: Helga y Darin, encantado. Las compras en Ikea se me fueron un poco de la mano, como siempre y gasté más de la cuenta, pero ¿sabéis qué? que yo me lo había ganado, así que nadie me lo puede reprochar. Tras unas horas allí, comernos el típico hot dog (acordarme de mi amiga Ana), pusimos destino al centro comercial Vaughan Mills, lo cual si fue una real desgracia para mi tarjeta de créditos. Allí me compré mi querido chaquetón para el invierno canadiense, tan querido que me costó 200 dólares... eso si, precioso y todo de lana por dentro... También me compré dos pares de botas con lana por dentro también para el invierno, una camisa y un jersey de Tommy, otra camisa En Aeropostale y fin... eso sí... el día me había costado casi 500 dólares y el resultado del maletero entre mis compras y las de mis compañeros era este:


Llegaba el destino y con ello el tan ansiado momento de introducirnos entre las cataratas del Niagara como peces. Primero de todo, fue una auténtica sorpresa. Me esperaba unas cataratas en un espacio totalmente natural, rodeado de bosques por todos lados y entre una gran montaña y mi sorpresa era que se encontraba en medio de la ciudad Niagara, la cual había construido alrededor de toda Niagara una auténtica Las Vegas canadienses. Sinceramente, pagué 20 dólares para montarme en el barco que me pasearía entre las cataratas, pero hubiera pagado lo que me hubieran pedido. Es una experiencia única e irrepetible. Aquí os dejo un par de fotos, aunque podría poner 1000, es tan difícil eligir...





Para poner fin al maravilloso día en las Cataratas del Niagara, nos dirigíamos al pueblo Niagara-on-the-Lakes, típico pueblo canadiense con un encanto especial en el que puedes encontrar las raíces más profundas de toda una civilización y unas vistas maravillosas a orillas del lago, al fondo Toronto. 

Nos deparaba otra semana de trabajo, pero no me importaba... sabía que al final de esa semana, tendría una grata recompensa: mi mudanza. Me encanta mi nuevo cuarto: un poco más pequeño, pero con un fabuloso papel en la pared de planetas jaja. Esto es más que una casa, es un hogar. Y también llegaba la Blanch Nuit en Toronto y salir un poco de fiesta, somos jóvenes y también nos lo merecemos. Volvíamos a alquilar un coche.... mejor si se podía y fuimos a recorrer Toronto y a Liv´s Birthday. La verdad, Toronto no me impresionó nada con su noche en blanco: creo que faltaba preparación, información para los visitantes y profesionalidad en definitiva, aunque supongo que es difícil controlarlo todo cuando tus calles rebosan de miles de personas en cada esquina. Sin embargo, me lo pasé pipa en la discoteca, aunque cierren a las 2, y pateando los distintos espectáculos de esa noche hasta las 4 y media de la mañana, hora en la que pondríamos camino de vuelta a casa. Aquí os dejo una foto:


Y con esto quiero llegar a este fin de semana ( se que la entrada es un poco larga, pero tenía muchas cosas que contaros y quizás debería haberlo hecho en varios episodios, perdón). Llega el tan esperado e importante momento para canadienses y americanos: Thanksgiving, donde todos se reúnen con familiares y amigos para comer el típico pavo relleno. Nosotros no podíamos ser menos y también nos reuniríamos, eso sí, sin pavo ya que nuestro poder culinario no llega tan lejos. Eso sí, Emily (Brasil), Helga (Italia), Uli y Darin (Alemania) y yo cocinaríamos algo típico de nuestros distintos países para darnos un auténtico festín, juzguen ustedes mismos por las fotos y aún falta mucha comida en la mesa. La verdad que resulta adorable sentirte querido e integrado en una nueva sociedad. Para acabar, aquí os dejo unas fotos de este día:




martes, 2 de octubre de 2012

Suma de puntos

Punto y aparte.
Cenizas esparcidas.
Punto y aparte.
Frase acabada.
Punto y aparte.
Vaso roto.
Punto y aparte.
Tren perdido.
Punto y aparte.
Game over.
Punto y aparte.
Casa vacía.
Punto y aparte.
Recuerdos olvidados.
Punto y aparte.

Punto y seguido.
Ventanas abiertas.
Punto y seguido.
Pantalones puestos.
Punto y seguido.
Viaje a la vista.
Punto y seguido.
Copa tomada.
Punto y seguido.
Libro en mano.
Punto y seguido.
Cabeza alta.
Punto y seguido.



Porque, al final, la vida no es más que una suma de puntos, a veces puntos y aparte o a veces puntos y seguidos... por desgracia el punto y final siempre gana. 

jueves, 27 de septiembre de 2012

Luna ...


La luna no salió a bailar...
No se armó de fuerza,
no se pintó sus labios rojos
ni se puso sus tacones más altos.
Tampoco estrenó aquel vestido
que con tanto esmero 
le robó a Mercurio
 en una noche de desenfreno.
No cogió el último bus
con destino a uno de los
aros de Saturno. 
No bebió de aquella copa
vacía de vino azulado. 

Ella solo se limitó a sentarse
otra vez en el televisor
para ver su vida pasar
como el cometa que choca
sabiendo cuál es su final.
Se echó la manta, 
otra película,
más lágrimas. 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Créeme

Créeme.
Las mariposas no vuelan.
Aquellas palabras que prometían
noches y cuentos no valían.
Los amaneceres se apagaban
con la frialdad del halo
en el que habitaban los
sentimientos olvidados.
Durante segundos susurraban
miradas de estrépito escalofrío,
de desenfrenada libertad que
albergaba palpitaciones nerviosas,
huidizas, temerosas de
las opciones, de la vida.
Las entradas sobresalían del
fondo del baúl de muñecas
depositado en la calle del vacío
que conducía hasta el infierno.
La amistad, la nostalgia,
la compasión, la humillación
danzaban al unísono canto
de la paloma que traía noticias
negras como si de un arcángel
caído del no sé donde se tratara.
Créeme. Todo era mentira.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ficción de un Inmigrante: Canadá (II)


Miércoles 5 de septiembre. En mi nueva vida, las 18:41. En la antigua, las 00:41. Ya han pasado unos días desde aquel día en el que me embarqué en la patera para venir a esta galaxia y puedo afirmar que todo marcha muy bien. Al día siguiente de llegar, encontré casa, con una mujer encantadora, su hija, un estudiante de Historia y Geografía, dos perros y un gato. No puedo estar más contento con mi casa, cerca de la universidad, cerca del supermercado, mi casera es majísima, los perros tranquilos... Además hoy ha llegado el otro muchacho y también parece majo, así que sería absurdo quejarse. Por otro lado, ayer tuve mi primer día como Teacher Assistant en la Universidad de Guelph, en la que me pusieron al día de mis obligaciones, de mis programaciones, de mis horarios. Se hacía muy raro situarse al otro lado de la batalla. Hace tan solo unos meses yo estaba sentado ahí, entre cientos (en realidad, entre unos pocos, no muchos estudian filología hispánica) de alumnos, y ahora estoy aquí, diciéndolo a esos alumnos lo que deben hacer, cómo deben comportarse y lo más importante... DÓNDE esta MI oficina. Así es, también ayer me dieron mi propia oficina, compartida con la TA de México, con mi letrero incluido. La verdad es demasiado fácil sentirse a gusto y querido en un equipo en el que te tratan con profundo respeto y como si fueras uno más de ellos desde el momento en el que pones el pie en el Mackinnon Building. En definitiva, el de ayer fue un día intenso, lleno de reuniones, pero a la vez muy gratificante e interesante. En ellas conocimos a otros jóvenes profesores, a otros TA procedentes de los másteres, y a los verdaderos cabecillas de este equipo. Ya el día anterior había conocido a la mayoría de los otros Interns de los otros países, Ulrich, Darin, Víctor, Helga y Emily, con los que establecimos contacto rápidamente y que me caen realmente bien. Después de las reuniones, algunos nos fuimos a Stone Road Mall para hacer algunas compras, abrir la cuenta bancaria y echar el rato juntos. Llegaba a mi casa a las 9 de la noche y me había ido a las 8.30 de la mañana... había sido un día largo, sí. Hay un detalle que no se me puede olvidar de este día. LLovía como si el mundo se acabase. Las calles eran ríos. Y no tuvo otro momento que ponerse a llover que justo cuando iba en camino a la universidad con mi pantalón de pinzas, mis zapatos y mi camisa... en fin.. novatadas de principiantes. Además, en una de estas reuniones nos comunicaron que nuestro equipo de secretarias (Marie-Christine, Angelna y Joanna), y digo nuestro porque ellos nos han hecho sentir parte de este equipo, había ganado el premio al mejor trabajo en equipo, nunca mejor dicho  y al día siguiente estábamos todos invitados a un desayuno. Ingenuos nosotros pensamos que sería una cosa pequeña, íntima, entre los profesores del departamento, pero al llegar esta mañana aquello parecía la boda de Leticia y Felipe. Más de 500 invitados. Mesas y sillas por todos lados, mesas con fruta partidas, muffins, cookies, magdalenas, cafés, zumos... Esto sí que era un acto al estilo americano, con toda su parafernalia y allí estábamos nosotros, unos recién llegados, en mitad de un magnífico mundo que se abría a nuestro paso. Tras este magnífico recibimiento, a conseguir el Insurance Number, un poco de papeleo en la oficina, y poco más... 

Para acabar quiero hacer dos cosas: por un lado, colgar algunas fotos que ya están en facebook pero que también se merecen estar aquí y, por otro lado, reiterar que estoy realmente contento, que me siento realmente a gusto con todos mis compañeros y con el ambiente y que estoy ansioso por seguir conociendo más aspectos de esta vida que me controla. Hasta pronto. 



My new house

Riverside Park




My University

Cathedral

lunes, 3 de septiembre de 2012

Los Formales y el frío


Quien iba a prever que el amor      ese informal
se dedicara a ellos        tan formales

mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa         la de ella
era como un augurio o una fábula
su mirada          la de él        tomaba nota
de cómo eran sus ojos         los de ella
pero sus palabras                 las de él
no se enteraban de esa dulce encuesta

como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquira una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche

y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor

cuando llegaron a su casa        la de ella
ya el frío estaba en sus labios           los de él
de modo que ella       fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos

una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre

él probó        sólo falta que me quede a dormir
y ella probó       por qué no te quedas
y él             no me lo digas dos veces
y ella           bueno por qué no te quedas

de manera que él se quedó            en principio
a besar sin usura sus pies fríos          los de ella
después ella besó sus labios           los de él
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así  
                               mientras los grandes
 temas
dormían el sueño que ellos no durmieron. 

                                                                                                                                              Mario Benedetti

sábado, 1 de septiembre de 2012

Quiero creer que estoy volviendo


Vuelvo / quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mi mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo

hay tanto siempre que no llega nunca
tanta osadía tanta paz dispersa
tanta luz que era sombra y viceversa
y tanta vida trunca

vuelvo y pido perdón por la tardanza
se debe a que hice muchos borradores
me quedan dos o tres viejos rencores
y sólo una confianza

reparto mi experiencia a domicilio
y cada abrazo es una recompensa
pero me queda / y no siento vergüenza /
nostalgia del exilio

en qué momento consiguió la gente
abrir de nuevo lo que no se olvida
la madriguera linda que es la vida
culpable o inocente

vuelvo y se distribuyen mi jornada
las manos que recobro y las que dejo
vuelvo a tener un rostro en el espejo
y encuentro mi mirada

propios y ajenos vienen en mi ayuda
preguntan las preguntas que uno sueña
cruzo silbando por el santo y seña 
y el puente de la duda

me fui menos mortal de lo que vengo
ustedes estuvieron / yo no estuve
por eso en este cielo hay una nube
y es todo lo que tengo

tira y afloja entre lo que se añora
y el fuego propio y la ceniza ajena
y el entusiasmo pobre y la condena
que no nos sirve ahora

vuelvo de buen talante y buena ganase 
fueron las arrugas de mi ceñopor fin 
puedo creer en lo que sueño
estoy en mi ventana

nosotros mantuvimos nuestras voces
ustedes van curando sus heridas
empiezo a comprender las bienvenidas
mejor que los adioses

vuelvo con la esperanza abrumadora
y los fantasmas que llevé conmigo
y el arrabal de todos y el amigo
que estaba y no está ahora

todos estamos rotos pero enteros
diezmados por perdones y resabios
un poco más gastados y más sabios
más viejos y sinceros

vuelvo sin duelo y ha llovido tanto
en mi ausencia en mis calles en mi mundo
que me pierdo en los nombres y confundo
la lluvia con el llanto

vuelvo / quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mi mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo
Mario Benedetti

viernes, 31 de agosto de 2012

Ficción de un Inmigrante: Canadá (I)


Aquí estoy, en mi patera particular, cruzando los mares en busca de no se qué. No puedo ni imaginar lo difícil que tiene que ser para todos aquellos inmigrantes que se embarcan en una lancha desconociendo su destino, quizás la muerte. El peregrinaje comenzó a las 8:35 p.m. (debo acostumbrarme a la hora canadiense) cuando ponía rumbo hacia Madrid acompañado de mi madre y de mi padre, dejando atrás tantísimas cosas, mis hermanos, mis amigos, las sucesivas despedidas, mi familia, en definitiva, mi vida. No me pidas que te defina lo que se siente porque no lo sé. No es fácil cruzar el control de seguridad del aeropuerto y darte cuenta que desde ese momento estás solo y que todo lo que has vivido antes no cuenta, debes empezar de nuevo. De hecho, es ahora que ya voy en el avión con destino a Toronto y sigo sin saber lo que siento. Las mariposas que llevaban pululando en mi cuerpo durante algunos días y que han hecho que no duerma van desapareciendo sin dejar una actitud tranquilizante. ¡Qué irónico... pretender tranquilizarme cuando desconozco hasta el más mínimo detalle de lo que me encontraré al bajarme de esta patera! Por eso no puedo decir que la alegría rebose en mi cuerpo de forma contagiosa, lo cual no quiera decir que esté contento por el paso que esté dando, sea acertado o no. Del mismo modo, tampoco rebosa el miedo; sería absurdo comenzar algo que yo mismo decidí, junto a mi hermana, temblando. Quizás sea un sentimiento de nostalgia, pérdida, curiosidad, desconcierto... no lo sé realmente. Ahora se me vienen a la cabeza las palabras de una twittera (Mamen) que hablaba de una generación perdida que debe emigrar. ¿Acaso España me ha perdido? Sinceramente, espero que no. Espero que siga manteniendo mi hueco cuando decida volver. Espero que esto sea un hasta luego y no un hasta nunca. Aunque, sin embargo, es cierto que en parte debo darle, en parte, la razón. No me hace falta más que mirar a mi alrededor para ver que soy un completamente desconocido que busca un hueco en otro nudo, pero eso también me fortalece y me impulsa a luchar. 
Parece que fue ayer esa mañana en la que abrí los ojos, encendí mi antiguo portátil y tenía un e-mail de la Universidad de Málaga anunciándome la existencia de una plaza como profesor interino de español para ocho meses en la University of Guelph. Aún recuerdo cómo desconcertado y sin creer mucho en lo que estaba haciendo realicé todos los trámites que, fíjate por donde, me han llevado hasta el asiento 27H del vuelo TS323. Tan solo dos semanas más tardes sabría que esa plaza era mía, que yo había sido el seleccionado y que mi vida volvía a girar. Aún estaba disfrutando del maravilloso año Erasmus en Birmingham y mi cabeza ya empezaba a soñar con la vida que hoy me dispongo a comenzar. Fue entonces cuando volví a Málaga, volví a Aqualand, me examiné, de aquella manera, de mis últimas asignatura como Licenciado en Filología Hispánica, y al mismo tiempo iba organizando esto. Ya había rellenado todos los papeles que debía enviar a la embajada de Canadá de París para que me aceptaran como nuevo habitante, en definitiva, para que me dieran cobijo. También eran numerosos los correos de Marie-Christine, a la que debo decir estoy profundamente agradecido por lo sumamente amable que ha sido durante todo este proceso de preparamiento, así como eran numerosos los correos que enviaba en busca de una casa que aún sigue sin llegar. Lo único que llegó fue un intento de estafa, del cual, gracias a Dios, salí casi intacto. 
Hace una semana comenzaba la despedida con mis compañeros de trabajo. Numerosas han sido las cenas y almuerzos con todos y cada uno de mis amigos para despedirme y desearme buen viaje. Y numerosas eran las veces en las que me preguntaba :¿qué estoy haciendo si ellos están aquí? La verdad han sido estas despedidas, como los numerosos mensajes y cuidados que he recibido, las que hacen que afronte este desafío con fuerza y optimismo. Sin ellos, no hubiera sido lo mismo. 
Lo más duro comenzó ayer y no se refiere a la maleta. Eso era caso perdido. Meter toda una vida en apenas 20 kilos, imposible. Apenas van tres pantalones, dos calzoncillos y cientos de recuerdos. Me refiero a cuando mi hermana me decía adiós. No puedo evitar que se me salten las lágrimas cuando recuerdo la imagen en la que me abrazaba a ella deseando que no me soltara, que no quería perderla durante tanto tiempo. ¡Cómo la voy a echar de menos! El momento estaba llegando y yo temblaba cada vez más. Ya no tenía fuerzas para más despedidas y aún me quedaban mi hermano y mis dos maravillosos padres. ¡Qué raro se va a hacer no ver los musculitos de mi hermano ni escuchar sus continuas quejas sobre su dieta! Con mis padres aún podía disfrutar de unas horas más. Pobres, la paliza que se han pegado para acompañarme hasta Madrid. Y llegó, tenía que cruzar el control de seguridad, separarme de ellos y no podía permitirme derrumbarme. Los adoro. Crucé rápido el control, no miraba hacia atrás, sabía que si lo hacía, sería capaz de no coger el avión que me estaba esperando. Nos veremos pronto, lo sé. Después de esto, ya poco tiene importancia. Dos horas esperando para coger el avión que me llevaría hasta Londres, coger mis maletas, volver a facturar (teniendo que facturar la mano puesto que solo podía pesar 5 kilos y pesaba 15) y poner mi trasero donde ahora mismo lo tengo y desde donde estoy escribiendo estas simples palabras. Ya solo quedan unas cuantas horas de vuelo, coger el coche que me está esperando y descansar un poco, lo necesito. Han sido demasiadas emociones en muy poco tiempo.

No quiero acabar y que penséis que estoy triste. No, estoy muy contento por lo que estoy haciendo y creo que es lo que debía hacer. Es obvio que sienta nostalgia, sino me convertiría en un monstruo y esta sociedad está sobrada de ellos. Tampoco quiero acabar sin daros nuevamente las gracias a todos, a todos los compañeros del trabajo, a los Brummies, a Jessi, a Auro, a Mónica, Marina, Sofia, Pablo, Álvaro, Paloma, Ana, Alex, Miriam, Carlos, Julio, Santi, Nieves, Sergio. A todas esas personas que le han dado a “me gusta” en facebook al ver que me iba a Canadá y que todo iba bien, a todas aquellas que anoche me enviaron sms y whatsapps deseándome un buen viaje. A toda mi familia, mi abuela, mis enan@s (los necesito ya), mis tios, a los que no son familia pero como si lo fueran. Y especialmente a mis cuatro pilares, mis hermanos y mis padres, que siempre me han apoyado y siempre han creído en mí. 

Ahora voy a comerme a Guelph. ¡Que se prepare!

lunes, 20 de agosto de 2012

Despedida I

Porque parece ser que el viaje se va acercando y mis amigos decidieron adelantarla con este poema:

Amigo de muchos años
que un día se van del lugar
Dejando lindos recuerdos
y anécdotas que contar

Con pena lo vemos irse,
reímos por no llorar,
Quisiéramos ir con él,
y seguir juntos allá

Aunque el destino es travieso
Y nos une o nos separa
El mañana es incierto
¿Qué será que nos depara?

Pero hay algo indestructible
en una buena amistad,
que no importa la distancia,
porque nunca acabará.
A ese amigo querido
de hoy aquí; y mañana allá
Le decimos con gran certeza
¡Nunca te vamos a olvidar!


Solo Gracias, gracias, gracias. 

martes, 7 de agosto de 2012

Nada

Sea cual sea la razón
de nuestra existencia
sobre este peregrinaje
ruidoso, hostil y frío;
Sea cual sea la palabra
para silenciar esta
humanidad despota
que acoge en su seno
al necio diablo:
Sea cual sea el segundo
en el que respiremos
para volver a hundirnos
en el lodo putrefacto
de tu mundo y el mío;
la nada seguirá siendo nada.

Esté dond esté el escalón
que se precipite al
lago de San Manuel
donde la fe no es más
que el último amarre:
 Aúlle donde aúlle la luz
de la esperanza de un
pobre vagabundo que
se caliente al sol de la luna;
Se sosiegue donde se sosiegue
el aliento frío de esa
rata que conduce esta
galera a la deriva;
Se derrumbe donde se derrumbe
el muro que sostiene
el ego de tu alma ansios,
intrépida, que lucha por
una sábana rota;
la nada seguirá siendo nada.

Tu seguirás siendo nada.
Él seguirá siendo nada.
Yo no sé que seguiré siendo...

viernes, 3 de agosto de 2012

Maldita luna...

Pesa demasiado.
No aguanto más.
Se va a caer.
Las olas se aproximan.
El rugir me asusta.
La arena desaparece.
Se me va.
No puedo hacer más.
Cuerpos en la orilla.
Sueños en los rascacielos.
Libros, canciones, vidas.
Maldita luna...

Ahora levantala.
Pide ayuda.
Mira a tu lado.
Respira, coge impulso.

Espera, no la subas.
Se va a volver a caer.
Dejala ahí, como recuerdo
de la destrucción, para que
nadie vuelva a sostenerla.
Aprovechemos la noche
sin ella.
La oscuridad también funciona.
Maldita luna...

Realidades paralelas

El espejo refleja otra realidad.
Parece mentira que ambos
miremos al mismo lugar
y vivamos dos mundos distintos,
veamos circunstancias diferentes,
leamos renglones sin escribir.
La sombra se reflejaba
cogida de un blanco ángel.
Es la misma hora de siempre,
pero el mismo reloj se
paró en dos momentos,
uno para ti, otro para mi.
Un jarrón, redondo,
liso, blanco, frío, para mí;
cuadrado, negro, caliente,
en tu mirada targiversada.
Dos realidades paralelas.

lunes, 30 de julio de 2012

Muere

Se apaga la luz.
Se secan las nubes.
Se pasa el tiempo.
Se rompe la silla.
Se ahoga el aire.
Se acaba.
Muere.

sábado, 21 de julio de 2012

En el centro

Ahí lo tienes.
Sentado sobre sus pies,
en su palacio de hielo,
quemando las estrellas
con sus palabras mudas.
En sus bolsillos
montones de risas
apagadas por el agua
del quehacer de la vida,
tan simple y tan difícil.
Sobre el hastío de la luna
brotan los cíclopes,
cierran sus ojos,
ven oscuridad.
A la espalda una cruz,
su cruz, él mismo.

Sediento

Tengo sed de ti,
de los pájaros que rozan
con sus alas los límites
de ese paraíso
conquistado por tantos
y por nadie;
de las fotos que llevan
tu sonrisa grabada,
imborrable ante
el paso del tiempo;
de los días en los que
el sol no sale, la lluvia
te invita a dormir y tu
te abrazas a la almohada.

Tengo sed de ti,
 de los lunares que disfrazan
la piel de ese pobre
gato indefenso,
triste, vencido;
de las huellas que se marcan
en la arena cuando
vuelas sobre ellas
como huyendo;
de los miedos que te asaltan
por la noche como
a un pequeño fantasma;
de las estrellas, del aire,
de la luz, de mi, de nada. 

martes, 17 de julio de 2012

Revueltas

Revueltas,
así se encontró
el amanecer aquellas
sábanas de lino
bañadas por la brisa
de una marea somnolienta
que se quejaba del frío
que le abrigaba.

Revueltas,
así aparecieron
aquellas ideas que
vagaban por mi mente
vacía por el no se qué
de aquel remitente
sin huella.

Revueltas,
así estaban
aquellas fotos que
recordaban una vida
de fantasía que se
difuminaba entre lirios
de olvido y fe.

Revueltas,
así escribíanse
palabras sin orden,
sin sentido, que no
decían lo que querían
decir, que no decían nada,
que les faltaba vida, aire.

Revueltas,
así estaban nuestras vidas. 

Aunque tú no lo sepas

Aunque tú no lo sepas
me he inventado tu nombre,
me drogué con promesas
y he dormido en los coches.
Aunque tú no lo entiendas
nunca escribo el remite en el sobre
por no dejar mis huellas.

Aunque tú no lo sepas
me he acostado a tu espalda
y mi cama se queja
fría cuando te marchas.
He blindado mi puerta
y al llegar la mañana
no me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.

Aunque tú no lo sepas
nos decíamos tanto,
con las manos tan llenas,
cada día más flacos.
Inventamos mareas,
tripulábamos barcos
y encendía con besos
el mar de tus labios.

domingo, 15 de julio de 2012

He de admitirlo

He de admitirlo.
Me da verguenza vivir,
vivir en un país en el
que la aristocracia,
supuestamente desaparecida,
sigue enriqueciéndose
a costa de hormigas
débiles pisoteadas
por gigantes corruptos.

He de admitirlo,
siento repugnancia al
encender el televisor
y ver un mundo de
diversión y color
que no coincide con
el que veo día a día
en las esferas callejeras
de un siglo XXI.

He de admitirlo,
a veces me da miedo
formar parte de esa
inmundicia que agoniza
entre cuestiones etéreas;
me da miedo quitarle
el pan a un padre que
mata por sus duendes.

He de admitirlo,
me da miedo mi país. 

No, no

No, no me da la gana
de llevarte a sitios caros.
No, no voy a consentir
lo que te consienten.
No, no voy a cortar
trozos de mi piel para ti.
No, no voy a descolgar
estrellas del cosmos.
No, no te esperaré entre
sábanas de algodón limpias.
No, no girará la noria
al ritmo de tu respiración.
No, no va a llover cuando
la despedida sea monotonía.
No, no voy a permitir que
juegues a las marionetas.
No, no me da la gana.

sábado, 14 de julio de 2012

Un detalle

Aquella lágrima luchaba por salir
entre surcos de serpentina
que nadaba en oceános de
felicidad compartida por el silencio.

El ruido veía caer a toda una
tormenta subterránea que
anochecía entre vengalas
de causa y efecto tardío.

La habitación refulgía entre
gotas de sudor agrio
que predecían el frío desenlace
del viaje por el edén.

A kilómetros aquella sonrisa
se hacía más intensa entre
copas de agua y aire
que se derramaban en su alcoba.

No había mañana. Estas palabras
se perderían entre conexiones
quee conducían a un mundo sin sentido
en el que la identidad es su ausencia.

martes, 10 de julio de 2012

Hoy es uno de esos días

Hoy es uno de esos días en los que encuentras cinco minutos para sentarte delante un artilugio, llamado ordenador, o Dios para muchos, y hacer como que te sinceras y que le cuentes tus problemas, aunque le cuentes lo que tú quieres que otros sepan o le cuentas algo, quien sabe si es mentira o lo soñaste anoche. Digo cinco minutos porque no tengo más tiempo. Seré falso... me he tirado toda la tarde sentado en ese sofa rojo y amarillo que hay en mi salón viendo la tele, pero qué más da si te miento una vez más. La cuestión es que siempre tenemos tiempo para lo que queremos y buscamos una excusa para afrontar determinadas situaciones que a la vez que satisfactorias son "raras" en el buen sentido de la palabra, si es que lo tiene.

Hoy es unos de esos días en los que te das cuenta que aquellos cimientos que has estado constuyendo durante tanto tiempo, con esfuerzo, con tesón, con ayuda de los demás, han estado a punto de derrumbarse por un no se qué, como diriía Feijóo, pero que al final han sobrevivido al temporal, o eso parece, tampoco estoy seguro. Por no estar seguro ni siquiera si en diez minutos publicaré esto (mentira, lo publicaré, si no, ¿para qué lo estoy escribiendo?). No se crean que es fácil que esos cimientos que tú creías que eran todopoderosos, como Júpiter, que te iban a elevar a la altura del betún, nunca mejor dicho, no han conseguido nada. Si, tienes cimientos, pero la casa sigue vacía. ¿Qué horror tener que ir a Ikea por unos muebles que sabes que son de usar y tirar? No te creerás que voy a comprar unos muebles para toda la vida cuando apenas cumplí 22 años... ¿Acaso tú los quieres comprar conmigo? Mejor no respondas, a ver si al final el que se lleva el chasco eres tú.

Hoy es uno de esos días en los que piensas que vas a dar un cambio radical, que vas a empezar a pensar en ti, que vas a hacer lo que tú quieras. En definitiva, hoy es otro día en el que vamos a seguir viviendo tu mentira. Ni voy a hacer lo que yo quiera ni voy a dar un cambio. Tú y yo vamos a seguir influenciado por lo que nos digan estos gusanos que nos rodean y que, al fin y al cabo, son los que nos quieren. Y si se equivocan, puesto me equivoco con ellos. Mejor equivocarse con ellos que equivocarse solo.

Hoy es uno de esos días en los que he escrito una serie de cosas en las que no diferencio la verdad de la mentira, pero ¿qué más da? Tampoco las diferencio en tu día a día.

Fácil

¡Qué fácil es de juzgar a los demás!
¡Qué tonto has sido!
¡Yo, en tu lugar, ... te callas!
Tú no estabas en mi lugar.
Tú no estabas en mi vida.
Tú tampoco sabes diferenciar
entre el bien y el mal.

¡Qué facil es decidir por los demás!
¡Chico, decide por ti!
Si al final, hagas lo que hagas,
harás lo correcto.
Es imposible volver atrás
para cambiar afortunadamente.

¡Qué fácil es cambiarte de bando!
¡Hoy negro y mañana, blanco!
Perdona, pero no.
La vida tiene unos valores.
Miento, la vida no, yo y
tres gatos descarrilados,
pero tres gatos que trepan
los mismos árboles que yo.

¡Qué fácil viven algunos y qué fácil fingen vivir!

Un cactus

Campo estéril, vacío, muerto,
donde las hadas absorben
las migajas de vida
de pequeños gigantes efímeros.

Desierto de agua putrefacta,
que agujeran las almas
de unos pobres indigentes
que danzan al ritmo del tambor.

 Iceberg a golpe de pasión
que te expandes y te contraes
ahogando los suspiros
de pobres gotas de polvo.

El cactus sigue naciendo ahí.

martes, 26 de junio de 2012

Caminante

He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa
ni aún en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino; agua fresca.

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra. 

Soledades. Galerías. Otros poemas.
Antonio Machado

sábado, 23 de junio de 2012

San Juan

Ya sabes que dicen que en el fondo de este lago hay una villa sumergida y que en la noche de San Juan , a las doce, se oyen las campadas de su iglesia.

San Manuel Bueno, mártir
Miguel de Unamuno

lunes, 18 de junio de 2012

Errar

Equivocarse, errar, fallar.
Todas con un mismo destino:
destruir pequeñas hadas
pululantes en mundos
invisibles, paralelos a un
no sé qué, proveniente de
una estrella de algún sin fin.

Y otra vez la misma piedra
en el mismo cielo
con las mismas consecuencias
y el mismo desastre.

Circulos, ciclos, norias.
Todas con un mismo destino:
errar.
Paradojas que se esconden
detrás de un simple clavo
anclado en el fondo de la
arena de un viejo hotel.

Y otra vez la misma piedra
en el mismo cielo
con las mismas consecuencias
y el mismo desastre.

Ecuaciones sin resolver
en las que lo importante
no es la solución,
sino el proceso en el que
errar es de eruditos.

lunes, 28 de mayo de 2012

El Olimpo

Júpiter, coge tu trueno.
Neptuno, llama a tus sirenas,
invoca a tus hermanos.
Que vengan Júpiter y Plutón,
que junten sus fuerzas
para luchar con estas hormigas.
Juno, deja a las mújeres,
este templo te necesito.
Que se alineen los centauros,
que Diana llame a sus ciervos,
que Ceres devaste sus campos
y establezca el campo de batalla.

El tridente de Poseidón,
refulgente en el carro,
en las manos de Atenea,
zarandea el reino de Hades
despertando así al resto de almas,
hasta al propio Caronte.
Hera, no te quedes ahí mirando
mientras tus hermanos se enfrentan
entre incertidumbre y fe.
Apolo, Ares, Hermes,
despertad de ese sueño,
bajad a la tierra,
uniros a los vuestros.

 Zeus, une a los romanos
y a los griegos,
la pequeña Terra os necesita.

domingo, 27 de mayo de 2012

Otra copa!

No vengas con un lo siento
a la manivela de un
borracho sin medida.
Al amanecer la máquina
vuelve a funcionar
entre copas de rocío.
Agua caliente corre
por su aliento
ahuyentado huellas.

No vengas con un lo siento
cuando ves que todo
está oxidado.
Al atardecer la máquina
se vuelve off y nada
entre sierras con más
de cuarenta grados.
 Volando entre notas
se desliza cual copa
derramada.

No vengas con un lo siento
cuando puedo seguir bebiendo. 

sábado, 26 de mayo de 2012

De las dudas infinitas

De las dudas infinitas
que rompen el frio
que nace entre las sábanas
de la piedra en la que
habito al amanecer.
De las dudas infinitas
que se asoman a los pies
que van saltando entre
colinas planas hechas
de ilusión y fe.
De las dudas infinitas
que surgen al decidir
si blanco o negro,
si derecha o izquierda,
si tú o yo.
De las dudas infinitas
que se lanzan al vacío
intentando ser
el vencendor de una
carrera donde gana el
último.
De las dudas infinitas
al pensar si pasó o
fue un sueño que tuve
mientras soñaba despierto
en algún paraíso perdido.
De las dudas infinitas
nazco, de eso, de dudar.
De dudar, crezco.
De dudar, me alimento.
De dudar, muero.

viernes, 18 de mayo de 2012

Tiempo + Tiempo

Las agujas del reloj
siguen girando.
Hoy las arrugas
parecen trincheras
de una guerra ganada
al tiempo.
Sin embargo, hay algo
entre tú y yo
que no cambia.

El pelo se deshace
en un arcoiris
en blanco y negro.
La vasija se ha roto
golpeada por un temporal
que amainó hace una decáda,
o, quizá, amainó ayer.
Sin embargo, hay algo
entre tú y yo
que no cambia.

Donde antes había inocencia,
hoy no queda más que
la ilusión de una vida que
compartir con mi nadie.
Los días se hacen noche
como siempre
aunque nada es igual.
Sin embargo, hay algo
entre tú y yo
que no cambia.

Que las agujas sigan girando.
que los pájaros sigan nadando,
que el diablo siga su batalla
de maldiciones tatuadas a fuego,
que la vida siga latiendo,
que mientras habrá algo
entre tú y yo
que no cambiará. 

domingo, 13 de mayo de 2012

Estrella

Baja de ahí arriba,
júntate con los mortales,
con los que cada día
buscan una solución a sus vidas.

Baja de ese pedestal,
librate de tus compañeras
que te abrigan por las noches
y te impiden ver la luz del sol.

Baja de ese cielo hecho infierno
y mira como aquí todo es distinto,
como nosotros decidimos cuándo salir,
cuándo vivir, a dónde mirar.

Baja al auténtico cielo,
a ese donde dolor y alegría
son hermanas gemelas
que caminan de la mano.

Baja a este mundo, baja,
estrella. 

lunes, 30 de abril de 2012

Una vez...

Una vez
las luciérnagas brillaban
formando nubes de terciopelo
en aquel infierno donde
el fuego hiela.
Los unicornios cantaban
siluetas que se evaporaban
entre alfileres de algodón
que se convertían en cenizas.

Una vez
las huellas permanecían
intactas al paso del reloj
como testigos de un futuro
que se balanceaba en la mano de Zeus.
Las hojas formaban casas
que albergaban corazones
muertos entre manchas que
recordaban algún hilo roto.

Una vez
los truenos corrían
persiguiendo estatuas escurridizas
que se tapaban bajo
el frío mármol del suelo.
Las ventanas se rompían
en trozos de algodón
donde aún despesgó
el último avión.

miércoles, 25 de abril de 2012

En un Mundo de Héroes!

Y llueve, llueve otra vez.
Niños saltando de charcho en charco,
Don Quijote cubierto con el yelmo de Membrino,
Hamlet protegiéndose con una cortina.

Los campos están desiertos,
los oasis no aparecen por ningún lado,
Zoraida está perdida entre el polvo seco,
Ven, monstruo, a sacarla de esos lagos.

Bebe, Gertrudis, bebe;
juglares danzando sobre ríos de sangre,
niños saltando de charcho en charco,
agua, sangre, qué má les da.

Pequeño Gigante,
se te olvidó aprender a nadar
en este mar de tempestades modernas,
la princesa Micomicona está a salvo.

Laertes, acompaña a Sancho a su ínsula.
Cuidado, que está lloviendo.

martes, 24 de abril de 2012

De pronto

De pronto, abres la boca
y no sale nada,
no hay más palabras que decir,
no hay más suspiros que emitir,
no hay más.

De pronto, te das cuenta de que es tarde
y que el tren se te ha escapado,
que no hay forma de volver,
que no hay comino que recorrer,
que no tienes pies.

De pronto, te echas a llorar,
pero tus ojos están secos, vacíos,
pero tus ojos tampoco dicen nada,
pero tus ojos tampoco expresan,
pero tus ojos están muertos.

De pronto, el silencio ha ganado la batalla.
De pronto, el tiempo pasó y nadie dijo nada.
De pronto, te quedaste solo allí.
De pronto, silencio. Nada más que silencio.

lunes, 23 de abril de 2012

Utopía

Siéntate aquí a mi lado,
que quiero contarte lo que
hoy se rumorea por las esquinas.
Se dice que está pensando en alguien;
que ese alguien te ha dejado;
que lo está pasando mal;
que estás cansada de luchar;
que ya no quieres vivir;
que te has intentando suicidar otra vez.

Siéntate aquí a mi lado,
que quiero contarte
lo maravilloso que es este mundo;
que el sol sale cada día por mi ventana;
que los niños ya no mueren de hambre;
que las guerras se han terminado;
que el cáncer ha desaparecido;
qie la felicidad está de fiesta.

Siéntate aquí a mi lado,
que quiero contarte mi utopía.

Viento en popa

Viento en popa.
Así va la vida.
Así voy yo.
Así vas tú.

Viento en popa.
El dinero se derrite.
La salud se vende.
El amor se esconde.

Viento en popa.
El tiempo vuela.
El aguar arrasa.
El fuego congela.

Viento en popa.
La música no se ve.
Las fotos no se escuchan.
El arte ya murió.

Viento en popa.
La gente ya no siente.
Coge el timón.
Suelta velas.

Viento en popa.
Así va la vida.
Súbete al barco
que este mundo se hunde.

sábado, 21 de abril de 2012

Scotland: Edinburgh, Inverness and Glasgow!

Sería absurdo abandonar el Reino Unido y dejar sin visitar una de sus tres naciones: Scotland. Por eso, con la llegada de Pablo y Sofia, decidimos que por qué no alquilar un coche, echarnos a la carretera y a hacer turismo, así que eso hicimos. Llegaron un martes de semana santa a las 12.30 de la noche, con media hora de retraso. Previamente, yo ya había tenido un pequeño percance con la compañía de alquiler de coche. La compañía con la que solía alquilar los coches (Hertz) me dice que la ley cambió hace 4 días y que no me puede alquilar el coche por ser menor de 23 años. Imagínate el cabreo que cogí ya que tenía reservado todos los hostales y todo, había preparado la maleta, la comida y mis amigos venían esperando ese viaje. Sin embargo, fui a la compañía de al lado y ellos si me alquilaron el coche, así que finalmente, hasta salí ganando porque esta compañía (Europcar) me cubría cualquier tipo de accidente y la sustitución inmediata. Pues eso, que yo ya tenía el coche en el parking cuando llegaron, nos subimos y vinimos a casa para cenar, descansar y partir por la mañana temprano.

La alarma sonó a las 6 de la mañana. Hora de empezar el viaje. Primera sorpresa: estamos cargando el coche y empieza a nevar... nos esperaban cinco horas de viaje y la nieve no era un buen aliado. Sin embargo, no podíamos permitir que esto arruinara el viaje, así que cabeza fría, tranquilidad y a ver que pasaba... Después de una hora de nieve, todo paró y parecía que el sol se dejaba asomar entre las nubes aunque de forma muy disimulada. Lo mejor de estas horas de viaje, los últimos 50 km en los que el gps nos sumió en las montañas escocesas, todas nevadas, volviéndonos a nevar, con un paisaje paradisíaco, aunque también con cierto miedo de quedarnos tirado en la montaña con la nieve y poca gasolina. Finalmente, llegamos a Edimburgo, magnífica ciudad. Parecía que aún vivíamos en una época en la que la arquitectura moderna no existía, en la que todo era ladrillo. Lo primero era comer. Mierda, nos hemos dejado el embutido en casa. Bueno, aún así, aquí el capitán había preparado tres tortillas de patatas, filetes empanados, etc... así que nos pusimos como vacas y empezamos nuestra visita turística. La primera vista de Edimburgo esta:





Esto era Calton Hill, un mirado precioso de Edimburgo, desde donde Sofía vió el "London Eye" y donde había una imitación del pórtico de el Partenón de Grecia:


Seguimos pateándonos la ciudad, sus calles peatonales empedradas del centro histórico, su Catedral de St Giles, el Castillo, eso sí, carísimo porque valía 16 pounds, así que nuestra economía nos permitió quedarnos exclusivamente en la puerta. Seguimos andando y visitando la ciudad y el cansancio nos exigía un café en el Costa. Tras esto y antes de poner al día, nos fuimos a ver uno de los palacios y el parlamento y también aprovechamos para hacer un poco de deporte y subir a la colina que está justo a la izquierda de la primera foto que subíamos aquí. 



Estábamos muy cansados, así que a eso de las 8 poníamos rumbo al hostal, que curiosamente ya habíamos dado con él anteriormente porque aparcamos sin querer en su calle, cosas que tiene la vida. La verdad que el hostal muy bien, en pleno centro de Edimburgo. Cuando llegamos a la habitación solo había un chico italiano. Posteriormente llegó una chica demasiado valiente: una estadounidense que se había ido de viaje solo durante cinco semanas por toda Europa. Allí nos duchamos, comimos, etc, y ya dormidos llegaron otros dos compañeros que casi no los vi: llegaron cuando estaban dormidos y se fueron antes de que nos despertáramos y eso que a las 8 estábamos en pie. Nos levantamos, arreglamos las maletas, bajamos a desayunar ya que el hostal incluía el desayuno, que no era gran cosa, aunque tampoco podíamos pedir más por lo que habíamos pagado, y nos poníamos a acabar de visitar Edimburgo para luego marchar a Inverness. Estuvimos viendo algunos monumentos que nos faltaban y el famoso cementerio que Sofía moría por ver. 


Una vez que decíamos adiós a Edimburgo, al puente de los suicidios y a todo su magia, nos subíamos en el coche otra vez durante tres horas para ir a Inverness y el famoso Lago Ness, donde nuestro amigo Nessie nos esperaba. Maravillo comer en el coche, aparcado en un mirado en el lago y mirando el paisaje. 




Ese día estuvimos alrededor del Lago, fuimos a ver el Castillo de Urquhart y habían cerrado tan solo 10 minutos antes y lo mismo nos pasó con el centro de investigación del monstruo que se escondía en esas aguas, así que marchamos a Inverness y a visitar su ciudad, que tampoco tenía mucho, pero también tenía su pequeño encanto.


Luego, compramos algo en el supermercado y nos vamos al hostal a descansar, que por cierto, aunque teníamos una habitación compartida, no había nadie más, así que más tranquilidad. A la mañana siguiente, otra vez había que madrugar para volver al Castillo y volver a Drumchdonit (no recuerdo si se escribía exactamente así), que era donde se encontraba todo lo que envolvía en cierto modo el mito del monstruo. 


Fabuloso paisaje, muy interesante puesto que la excursión incluía un pequeño vídeo sobre la historia de Escocia y sus numerosos conquistadores, así como te explicaba el sentimiento independentista que estaba naciendo nuevamente entre estas montañas y que nos recordaba en cierta medida a Cataluña. Después de visitar esta zona, nos subíamos otra vez en el coche para cambiar de rumbo: ahora tocaba Glasgow. Sin duda, el trayecto de coche más cansino... quizás fue que solo hicimos una breve parada o quizás que ya íbamos acumulando muchas horas en el coche, pero lo que se es que cuando me bajé del coche, no había ninguna parte del cuerpo que no me doliera. Y lo primero que ver: George Square.


Ese día lo pasamos entero visitando Glasgow, dando bandazos de un lado a otro con el coche porque la verdad que estaba cada cosa en una punta y no era fácil ir caminando. No sé que habríamos hecho sin nuestro magnífico GPS. Vimos otro castillo, algunos museos, calles comerciales, etc... la verdad que todo bastante bonito para lo que me habían dicho y para lo que había leído de Glasgow, que aparecía siempre como la ciudad menos turística, pero que a mí me lo pareció bastante si sabes buscar e indagar un poco, sino que alguien me diga que esta foto no desprende una belleza natural y encima no se ve el hermoso parque que le rodeaba.


Bueno, ya a última hora nos dirigíamos al hotel, este sí de más calidad: una habitación para nosotros, unas camas estupendas, un cuarto de baño bueno, aunque casi me mata porque se me cayó la ducha encima y lo mejor: nos traen el desayuno a la habitación por la mañana. Al día siguiente, otra vez madrugar: había que terminar de ver Glasgow y poner rumbo desgraciadamente a casa. Así que como siempre a las 8 en pie y rumbo a los museos y a la Catedral, donde fuimos unos afortunados, asistimos a una auténtica boda escocesa: muchos de sus invitados con la típica falda de cuadros, la verdad que bastante curiosa la celebración y la catedral preciosa.


Con esto, poníamos fin al viaje. Nos embarcábamos rumbo a casa, 4 horas y media de viaje por delante. Sin duda, un viaje magnífico, rodeado de la mejor compañía que podía pedir y con un paisaje que nos cautivó minuto a minuto.