lunes, 30 de abril de 2012

Una vez...

Una vez
las luciérnagas brillaban
formando nubes de terciopelo
en aquel infierno donde
el fuego hiela.
Los unicornios cantaban
siluetas que se evaporaban
entre alfileres de algodón
que se convertían en cenizas.

Una vez
las huellas permanecían
intactas al paso del reloj
como testigos de un futuro
que se balanceaba en la mano de Zeus.
Las hojas formaban casas
que albergaban corazones
muertos entre manchas que
recordaban algún hilo roto.

Una vez
los truenos corrían
persiguiendo estatuas escurridizas
que se tapaban bajo
el frío mármol del suelo.
Las ventanas se rompían
en trozos de algodón
donde aún despesgó
el último avión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario