domingo, 14 de octubre de 2012

¿Profesores o Jueces?

Y pensar que desde era chico siempre había querido ser profesor y mira en lo que he quedado... en juez... encima en juez de baja categoría... Fue durante una tutoría con una de mis alumnas en las que tenía que demostrarle que había copiado en su ejercicio cuando me di cuenta de ello. Era su palabra contra la mía. Un ejercicio de demasiado nivel para lo que ella sabe decir en español y una obligación de justicia con el resto de mis alumnos por mi parte. Pero, ¿quién me ha dicho a mí que tengo que ser justo? Cuando firmé el contrato, no recuerdo leer ninguna cláusula en relación con esto... Mi tarea era enseñar español a los alumnos y dirigir un taller de cine español... ¡Cómo me engañaron! Ahora me siento en mi oficina, cojo los ejercicios de mis alumnos y a juzgar se ha dicho... Pero ¿y si nos equivocamos? 

Además, ¿qué es la justicia?, ¿es justo exigir lo mismo a todos los alumnos?, ¿es justo descontextualizar su vida y convertirlos en una nota numérica? La verdad no tengo ni idea, lo único que sé es que aquel sueño de pequeño en el que simplemente quería ayudar a los demás mostrándoles los conocimientos que poseía se ha esfumado. Ahora me enfrento a problemas familiares ¿verdaderos o falsos?, me enfrento a plagios, me enfrento a fechas de entrega, a retrasos, ... a veces pienso que también debo ser psicólogo para leer sus mentes, para saber si se sienten a gusto, si hay un ambiente próspero para su desarrollo personal, pero tampoco encuentro nada de esto en mi contrato, quizás esté un poco paranoico.

Abro mi libreta de notas y yo no se ellos, pero a mí se me saltan las lágrimas cuando veo algunos suspensos (no todos, por supuesto). Y si era verdad que había tenido problemas en casa ayer y por eso no pudo presentarse... y si era verdad que no había copiado y que solo se había ayudado un poco de "google translator"... y si nada de esto es verdad y sin esfuerzo consiguen la misma calificación que los demás... Pero, ¿a mí qué me importa si se están engañando a sí mismos? A mí lo que me importa es que aquellos que realmente están trabajando, cuando lleguen mañana a España y tengan que comprar en una tienda, sepan decir ¿cuánto es? y es por ellos, por los que nos convertimos en jueces o en psicólogos y es a ellos a los que debo pedir perdón si no me siento con la responsabilidad moral de convertirme en juez, indagando en sus vidas, en sus asuntos, en sus intereses...

¿De verdad quiero ser juez? Y ahora dudo...

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