martes, 10 de julio de 2012

Hoy es uno de esos días

Hoy es uno de esos días en los que encuentras cinco minutos para sentarte delante un artilugio, llamado ordenador, o Dios para muchos, y hacer como que te sinceras y que le cuentes tus problemas, aunque le cuentes lo que tú quieres que otros sepan o le cuentas algo, quien sabe si es mentira o lo soñaste anoche. Digo cinco minutos porque no tengo más tiempo. Seré falso... me he tirado toda la tarde sentado en ese sofa rojo y amarillo que hay en mi salón viendo la tele, pero qué más da si te miento una vez más. La cuestión es que siempre tenemos tiempo para lo que queremos y buscamos una excusa para afrontar determinadas situaciones que a la vez que satisfactorias son "raras" en el buen sentido de la palabra, si es que lo tiene.

Hoy es unos de esos días en los que te das cuenta que aquellos cimientos que has estado constuyendo durante tanto tiempo, con esfuerzo, con tesón, con ayuda de los demás, han estado a punto de derrumbarse por un no se qué, como diriía Feijóo, pero que al final han sobrevivido al temporal, o eso parece, tampoco estoy seguro. Por no estar seguro ni siquiera si en diez minutos publicaré esto (mentira, lo publicaré, si no, ¿para qué lo estoy escribiendo?). No se crean que es fácil que esos cimientos que tú creías que eran todopoderosos, como Júpiter, que te iban a elevar a la altura del betún, nunca mejor dicho, no han conseguido nada. Si, tienes cimientos, pero la casa sigue vacía. ¿Qué horror tener que ir a Ikea por unos muebles que sabes que son de usar y tirar? No te creerás que voy a comprar unos muebles para toda la vida cuando apenas cumplí 22 años... ¿Acaso tú los quieres comprar conmigo? Mejor no respondas, a ver si al final el que se lleva el chasco eres tú.

Hoy es uno de esos días en los que piensas que vas a dar un cambio radical, que vas a empezar a pensar en ti, que vas a hacer lo que tú quieras. En definitiva, hoy es otro día en el que vamos a seguir viviendo tu mentira. Ni voy a hacer lo que yo quiera ni voy a dar un cambio. Tú y yo vamos a seguir influenciado por lo que nos digan estos gusanos que nos rodean y que, al fin y al cabo, son los que nos quieren. Y si se equivocan, puesto me equivoco con ellos. Mejor equivocarse con ellos que equivocarse solo.

Hoy es uno de esos días en los que he escrito una serie de cosas en las que no diferencio la verdad de la mentira, pero ¿qué más da? Tampoco las diferencio en tu día a día.

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