De pronto, abres la boca
y no sale nada,
no hay más palabras que decir,
no hay más suspiros que emitir,
no hay más.
De pronto, te das cuenta de que es tarde
y que el tren se te ha escapado,
que no hay forma de volver,
que no hay comino que recorrer,
que no tienes pies.
De pronto, te echas a llorar,
pero tus ojos están secos, vacíos,
pero tus ojos tampoco dicen nada,
pero tus ojos tampoco expresan,
pero tus ojos están muertos.
De pronto, el silencio ha ganado la batalla.
De pronto, el tiempo pasó y nadie dijo nada.
De pronto, te quedaste solo allí.
De pronto, silencio. Nada más que silencio.
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