No dejo que nadie me mire a los ojos por miedo
a que empiece a leer heridas de una vida
entre algodones que se solapan con versiones y
diferentes historias de un mismo hecho.
No dejo que nadie me mire a los ojos por miedo
a que me entienda y sepa como aliviar
aquellos momentos del pasado inexistentes,
curados con ron cubano, carretera de por medio
y lágrimas que escuecen.
No dejo que nadie me mire a los ojos por miedo
a que este mundo en el que tú y yo paseamos
se derrumbe.
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