No vengas con un lo siento
a la manivela de un
borracho sin medida.
Al amanecer la máquina
vuelve a funcionar
entre copas de rocío.
Agua caliente corre
por su aliento
ahuyentado huellas.
No vengas con un lo siento
cuando ves que todo
está oxidado.
Al atardecer la máquina
se vuelve off y nada
entre sierras con más
de cuarenta grados.
Volando entre notas
se desliza cual copa
derramada.
No vengas con un lo siento
cuando puedo seguir bebiendo.
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