lunes, 19 de marzo de 2012

Una Carta

Y todavía no te vas, sentada aquí sin mirar a ninguna parte, sólo sé que todavía no te vas, y que mañana -mañana que es hoy o que es ayer- ya te habrás ido, las horas pasan, no te veo y después, aunque el tiempo se pare, no podré verte y sin embargo, todavía no te vas y tienes el tiempo enfrente, quizá sin saber aún lo que es el tiempo, ¿sabes lo que es el tiempo? Ahora el tiempo es tan sólo los días que faltan para que tú te vayas. Estás aquí, debería desaparecer todo y vivir en esos días una vida, esa vida en la que tú todavía no te vas y sin embargo, no estás aquí, aquí ahora, es sólo un lugar, aquí ahora es sólo el lugar en donde estemos nosotros no en donde está tú, no en donde esté yo, sino nosotros. Y sin embargo, nosotros no estamos ya, tú aquí pero en otro lugar, yo tan sól aquí no somos, la semana se acaba, se acaba la otra y entonces aparecerá mi estar, mi razón de ser -que es contar el tiempo, lo sabrás, sabrás que un instante es todos los días, todos los días que me queden por vivir, todos los días que te queden por vivir -sentada aquí sin mirar a ninguna parte, solo sé que no estás, que estarás pero que ahora, ese ahora que podría ser el último ahora, no estás, ya no sé tampoco si estoy yo-.

María Luisa Elío, Tiempo de Llorar y otros relatos

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