Aquí en la cama
siento un hormigueo
en el cuello,
un hormigueo que va
desde la clavícula
a la oreja,
que hace el mismo camino
una y otra vez,
sin cansarse,
alimentándose de mí
y dándome vida
a cada instante.
Abro los ojos
y se van.
Solo era un recuerdo,
quizá inventado,
pero un recuerdo,
porque los recuerdos son
la auténtica realidad,
porque es lo único que
realmente depende de nosotros,
lo que nosotros hacemos día a día,
porque este recuerdo mío,
y quizá tuyo.
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