Una vez
las luciérnagas brillaban
formando nubes de terciopelo
en aquel infierno donde
el fuego hiela.
Los unicornios cantaban
siluetas que se evaporaban
entre alfileres de algodón
que se convertían en cenizas.
Una vez
las huellas permanecían
intactas al paso del reloj
como testigos de un futuro
que se balanceaba en la mano de Zeus.
Las hojas formaban casas
que albergaban corazones
muertos entre manchas que
recordaban algún hilo roto.
Una vez
los truenos corrían
persiguiendo estatuas escurridizas
que se tapaban bajo
el frío mármol del suelo.
Las ventanas se rompían
en trozos de algodón
donde aún despesgó
el último avión.
lunes, 30 de abril de 2012
miércoles, 25 de abril de 2012
En un Mundo de Héroes!
Y llueve, llueve otra vez.
Niños saltando de charcho en charco,
Don Quijote cubierto con el yelmo de Membrino,
Hamlet protegiéndose con una cortina.
Los campos están desiertos,
los oasis no aparecen por ningún lado,
Zoraida está perdida entre el polvo seco,
Ven, monstruo, a sacarla de esos lagos.
Bebe, Gertrudis, bebe;
juglares danzando sobre ríos de sangre,
niños saltando de charcho en charco,
agua, sangre, qué má les da.
Pequeño Gigante,
se te olvidó aprender a nadar
en este mar de tempestades modernas,
la princesa Micomicona está a salvo.
Laertes, acompaña a Sancho a su ínsula.
Cuidado, que está lloviendo.
Niños saltando de charcho en charco,
Don Quijote cubierto con el yelmo de Membrino,
Hamlet protegiéndose con una cortina.
Los campos están desiertos,
los oasis no aparecen por ningún lado,
Zoraida está perdida entre el polvo seco,
Ven, monstruo, a sacarla de esos lagos.
Bebe, Gertrudis, bebe;
juglares danzando sobre ríos de sangre,
niños saltando de charcho en charco,
agua, sangre, qué má les da.
Pequeño Gigante,
se te olvidó aprender a nadar
en este mar de tempestades modernas,
la princesa Micomicona está a salvo.
Laertes, acompaña a Sancho a su ínsula.
Cuidado, que está lloviendo.
martes, 24 de abril de 2012
De pronto
De pronto, abres la boca
y no sale nada,
no hay más palabras que decir,
no hay más suspiros que emitir,
no hay más.
De pronto, te das cuenta de que es tarde
y que el tren se te ha escapado,
que no hay forma de volver,
que no hay comino que recorrer,
que no tienes pies.
De pronto, te echas a llorar,
pero tus ojos están secos, vacíos,
pero tus ojos tampoco dicen nada,
pero tus ojos tampoco expresan,
pero tus ojos están muertos.
De pronto, el silencio ha ganado la batalla.
De pronto, el tiempo pasó y nadie dijo nada.
De pronto, te quedaste solo allí.
De pronto, silencio. Nada más que silencio.
y no sale nada,
no hay más palabras que decir,
no hay más suspiros que emitir,
no hay más.
De pronto, te das cuenta de que es tarde
y que el tren se te ha escapado,
que no hay forma de volver,
que no hay comino que recorrer,
que no tienes pies.
De pronto, te echas a llorar,
pero tus ojos están secos, vacíos,
pero tus ojos tampoco dicen nada,
pero tus ojos tampoco expresan,
pero tus ojos están muertos.
De pronto, el silencio ha ganado la batalla.
De pronto, el tiempo pasó y nadie dijo nada.
De pronto, te quedaste solo allí.
De pronto, silencio. Nada más que silencio.
lunes, 23 de abril de 2012
Utopía
Siéntate aquí a mi lado,
que quiero contarte lo que
hoy se rumorea por las esquinas.
Se dice que está pensando en alguien;
que ese alguien te ha dejado;
que lo está pasando mal;
que estás cansada de luchar;
que ya no quieres vivir;
que te has intentando suicidar otra vez.
Siéntate aquí a mi lado,
que quiero contarte
lo maravilloso que es este mundo;
que el sol sale cada día por mi ventana;
que los niños ya no mueren de hambre;
que las guerras se han terminado;
que el cáncer ha desaparecido;
qie la felicidad está de fiesta.
Siéntate aquí a mi lado,
que quiero contarte mi utopía.
que quiero contarte lo que
hoy se rumorea por las esquinas.
Se dice que está pensando en alguien;
que ese alguien te ha dejado;
que lo está pasando mal;
que estás cansada de luchar;
que ya no quieres vivir;
que te has intentando suicidar otra vez.
Siéntate aquí a mi lado,
que quiero contarte
lo maravilloso que es este mundo;
que el sol sale cada día por mi ventana;
que los niños ya no mueren de hambre;
que las guerras se han terminado;
que el cáncer ha desaparecido;
qie la felicidad está de fiesta.
Siéntate aquí a mi lado,
que quiero contarte mi utopía.
Viento en popa
Viento en popa.
Así va la vida.
Así voy yo.
Así vas tú.
Viento en popa.
El dinero se derrite.
La salud se vende.
El amor se esconde.
Viento en popa.
El tiempo vuela.
El aguar arrasa.
El fuego congela.
Viento en popa.
La música no se ve.
Las fotos no se escuchan.
El arte ya murió.
Viento en popa.
La gente ya no siente.
Coge el timón.
Suelta velas.
Viento en popa.
Así va la vida.
Súbete al barco
que este mundo se hunde.
Así va la vida.
Así voy yo.
Así vas tú.
Viento en popa.
El dinero se derrite.
La salud se vende.
El amor se esconde.
Viento en popa.
El tiempo vuela.
El aguar arrasa.
El fuego congela.
Viento en popa.
La música no se ve.
Las fotos no se escuchan.
El arte ya murió.
Viento en popa.
La gente ya no siente.
Coge el timón.
Suelta velas.
Viento en popa.
Así va la vida.
Súbete al barco
que este mundo se hunde.
sábado, 21 de abril de 2012
Scotland: Edinburgh, Inverness and Glasgow!
Sería absurdo abandonar el Reino Unido y dejar sin visitar una de sus tres naciones: Scotland. Por eso, con la llegada de Pablo y Sofia, decidimos que por qué no alquilar un coche, echarnos a la carretera y a hacer turismo, así que eso hicimos. Llegaron un martes de semana santa a las 12.30 de la noche, con media hora de retraso. Previamente, yo ya había tenido un pequeño percance con la compañía de alquiler de coche. La compañía con la que solía alquilar los coches (Hertz) me dice que la ley cambió hace 4 días y que no me puede alquilar el coche por ser menor de 23 años. Imagínate el cabreo que cogí ya que tenía reservado todos los hostales y todo, había preparado la maleta, la comida y mis amigos venían esperando ese viaje. Sin embargo, fui a la compañía de al lado y ellos si me alquilaron el coche, así que finalmente, hasta salí ganando porque esta compañía (Europcar) me cubría cualquier tipo de accidente y la sustitución inmediata. Pues eso, que yo ya tenía el coche en el parking cuando llegaron, nos subimos y vinimos a casa para cenar, descansar y partir por la mañana temprano.
La alarma sonó a las 6 de la mañana. Hora de empezar el viaje. Primera sorpresa: estamos cargando el coche y empieza a nevar... nos esperaban cinco horas de viaje y la nieve no era un buen aliado. Sin embargo, no podíamos permitir que esto arruinara el viaje, así que cabeza fría, tranquilidad y a ver que pasaba... Después de una hora de nieve, todo paró y parecía que el sol se dejaba asomar entre las nubes aunque de forma muy disimulada. Lo mejor de estas horas de viaje, los últimos 50 km en los que el gps nos sumió en las montañas escocesas, todas nevadas, volviéndonos a nevar, con un paisaje paradisíaco, aunque también con cierto miedo de quedarnos tirado en la montaña con la nieve y poca gasolina. Finalmente, llegamos a Edimburgo, magnífica ciudad. Parecía que aún vivíamos en una época en la que la arquitectura moderna no existía, en la que todo era ladrillo. Lo primero era comer. Mierda, nos hemos dejado el embutido en casa. Bueno, aún así, aquí el capitán había preparado tres tortillas de patatas, filetes empanados, etc... así que nos pusimos como vacas y empezamos nuestra visita turística. La primera vista de Edimburgo esta:
Esto era Calton Hill, un mirado precioso de Edimburgo, desde donde Sofía vió el "London Eye" y donde había una imitación del pórtico de el Partenón de Grecia:
Ese día estuvimos alrededor del Lago, fuimos a ver el Castillo de Urquhart y habían cerrado tan solo 10 minutos antes y lo mismo nos pasó con el centro de investigación del monstruo que se escondía en esas aguas, así que marchamos a Inverness y a visitar su ciudad, que tampoco tenía mucho, pero también tenía su pequeño encanto.
Fabuloso paisaje, muy interesante puesto que la excursión incluía un pequeño vídeo sobre la historia de Escocia y sus numerosos conquistadores, así como te explicaba el sentimiento independentista que estaba naciendo nuevamente entre estas montañas y que nos recordaba en cierta medida a Cataluña. Después de visitar esta zona, nos subíamos otra vez en el coche para cambiar de rumbo: ahora tocaba Glasgow. Sin duda, el trayecto de coche más cansino... quizás fue que solo hicimos una breve parada o quizás que ya íbamos acumulando muchas horas en el coche, pero lo que se es que cuando me bajé del coche, no había ninguna parte del cuerpo que no me doliera. Y lo primero que ver: George Square.
La alarma sonó a las 6 de la mañana. Hora de empezar el viaje. Primera sorpresa: estamos cargando el coche y empieza a nevar... nos esperaban cinco horas de viaje y la nieve no era un buen aliado. Sin embargo, no podíamos permitir que esto arruinara el viaje, así que cabeza fría, tranquilidad y a ver que pasaba... Después de una hora de nieve, todo paró y parecía que el sol se dejaba asomar entre las nubes aunque de forma muy disimulada. Lo mejor de estas horas de viaje, los últimos 50 km en los que el gps nos sumió en las montañas escocesas, todas nevadas, volviéndonos a nevar, con un paisaje paradisíaco, aunque también con cierto miedo de quedarnos tirado en la montaña con la nieve y poca gasolina. Finalmente, llegamos a Edimburgo, magnífica ciudad. Parecía que aún vivíamos en una época en la que la arquitectura moderna no existía, en la que todo era ladrillo. Lo primero era comer. Mierda, nos hemos dejado el embutido en casa. Bueno, aún así, aquí el capitán había preparado tres tortillas de patatas, filetes empanados, etc... así que nos pusimos como vacas y empezamos nuestra visita turística. La primera vista de Edimburgo esta:
Esto era Calton Hill, un mirado precioso de Edimburgo, desde donde Sofía vió el "London Eye" y donde había una imitación del pórtico de el Partenón de Grecia:
Seguimos pateándonos la ciudad, sus calles peatonales empedradas del centro histórico, su Catedral de St Giles, el Castillo, eso sí, carísimo porque valía 16 pounds, así que nuestra economía nos permitió quedarnos exclusivamente en la puerta. Seguimos andando y visitando la ciudad y el cansancio nos exigía un café en el Costa. Tras esto y antes de poner al día, nos fuimos a ver uno de los palacios y el parlamento y también aprovechamos para hacer un poco de deporte y subir a la colina que está justo a la izquierda de la primera foto que subíamos aquí.
Estábamos muy cansados, así que a eso de las 8 poníamos rumbo al hostal, que curiosamente ya habíamos dado con él anteriormente porque aparcamos sin querer en su calle, cosas que tiene la vida. La verdad que el hostal muy bien, en pleno centro de Edimburgo. Cuando llegamos a la habitación solo había un chico italiano. Posteriormente llegó una chica demasiado valiente: una estadounidense que se había ido de viaje solo durante cinco semanas por toda Europa. Allí nos duchamos, comimos, etc, y ya dormidos llegaron otros dos compañeros que casi no los vi: llegaron cuando estaban dormidos y se fueron antes de que nos despertáramos y eso que a las 8 estábamos en pie. Nos levantamos, arreglamos las maletas, bajamos a desayunar ya que el hostal incluía el desayuno, que no era gran cosa, aunque tampoco podíamos pedir más por lo que habíamos pagado, y nos poníamos a acabar de visitar Edimburgo para luego marchar a Inverness. Estuvimos viendo algunos monumentos que nos faltaban y el famoso cementerio que Sofía moría por ver.
Una vez que decíamos adiós a Edimburgo, al puente de los suicidios y a todo su magia, nos subíamos en el coche otra vez durante tres horas para ir a Inverness y el famoso Lago Ness, donde nuestro amigo Nessie nos esperaba. Maravillo comer en el coche, aparcado en un mirado en el lago y mirando el paisaje.
Ese día estuvimos alrededor del Lago, fuimos a ver el Castillo de Urquhart y habían cerrado tan solo 10 minutos antes y lo mismo nos pasó con el centro de investigación del monstruo que se escondía en esas aguas, así que marchamos a Inverness y a visitar su ciudad, que tampoco tenía mucho, pero también tenía su pequeño encanto.
Luego, compramos algo en el supermercado y nos vamos al hostal a descansar, que por cierto, aunque teníamos una habitación compartida, no había nadie más, así que más tranquilidad. A la mañana siguiente, otra vez había que madrugar para volver al Castillo y volver a Drumchdonit (no recuerdo si se escribía exactamente así), que era donde se encontraba todo lo que envolvía en cierto modo el mito del monstruo.
Fabuloso paisaje, muy interesante puesto que la excursión incluía un pequeño vídeo sobre la historia de Escocia y sus numerosos conquistadores, así como te explicaba el sentimiento independentista que estaba naciendo nuevamente entre estas montañas y que nos recordaba en cierta medida a Cataluña. Después de visitar esta zona, nos subíamos otra vez en el coche para cambiar de rumbo: ahora tocaba Glasgow. Sin duda, el trayecto de coche más cansino... quizás fue que solo hicimos una breve parada o quizás que ya íbamos acumulando muchas horas en el coche, pero lo que se es que cuando me bajé del coche, no había ninguna parte del cuerpo que no me doliera. Y lo primero que ver: George Square.
Ese día lo pasamos entero visitando Glasgow, dando bandazos de un lado a otro con el coche porque la verdad que estaba cada cosa en una punta y no era fácil ir caminando. No sé que habríamos hecho sin nuestro magnífico GPS. Vimos otro castillo, algunos museos, calles comerciales, etc... la verdad que todo bastante bonito para lo que me habían dicho y para lo que había leído de Glasgow, que aparecía siempre como la ciudad menos turística, pero que a mí me lo pareció bastante si sabes buscar e indagar un poco, sino que alguien me diga que esta foto no desprende una belleza natural y encima no se ve el hermoso parque que le rodeaba.
Bueno, ya a última hora nos dirigíamos al hotel, este sí de más calidad: una habitación para nosotros, unas camas estupendas, un cuarto de baño bueno, aunque casi me mata porque se me cayó la ducha encima y lo mejor: nos traen el desayuno a la habitación por la mañana. Al día siguiente, otra vez madrugar: había que terminar de ver Glasgow y poner rumbo desgraciadamente a casa. Así que como siempre a las 8 en pie y rumbo a los museos y a la Catedral, donde fuimos unos afortunados, asistimos a una auténtica boda escocesa: muchos de sus invitados con la típica falda de cuadros, la verdad que bastante curiosa la celebración y la catedral preciosa.
Con esto, poníamos fin al viaje. Nos embarcábamos rumbo a casa, 4 horas y media de viaje por delante. Sin duda, un viaje magnífico, rodeado de la mejor compañía que podía pedir y con un paisaje que nos cautivó minuto a minuto.
lunes, 9 de abril de 2012
York!!
Esta entrada llega tarde, lo sé. Nada menos que casi dos semanas después intentaré relatar el road-trip que tuvo como destino York, en el que se embarcaron diez personas, dos coches y un sol al que Inglaterra no nos tiene acostumbrados. Nos damos el madrugón de costumbre. A las 08:00 en la estación de Selly Oak. Para no variar las Huberts llegan tarde, también Andrés y Jordi, todo hay que decirlo. Nos subimos al tren con destino al aeropuerto para recoger esas naves que nos llevarán a la otra galaxia. Mano al volante y alá, 150 minutos de conducción por la izquierda. Aparcar y a patear la ciudad. Antigüedad, magia, encanto, pasado son algunas de las palabras que te vienen a la cabeza cuando piensas en esta ciudad. Más que decir qué visitamos, ahora dejaré aquí sus fotos. Prefiero contar las anécdotas: subir una pradera de flores para llegar a un castillo y que te llamen la atenció y no sepas cómo bajar; comprarte un sello que sirva como firma para identificar tus libros; sentarnos en el jardín a comernos un delicioso helado...
Recordar o Vivir
Aún recuerda la primera palabra.
Aún recuerda su primera cita.
La hora. El sitio. Llega tarde.
Aún recuerda la primera cena.
Aún recuerda la primera vez que le hizo reír.
Caricias. Besos. Risas. Sueños.
Aún recuerda el primer mensaje.
Aún recuerda su primera locura.
9:30. Le recoge. Un viaje.
Aún recuerda su primera noche juntos.
Aún recuerda su abrir de ojos por la mañana.
Buenos días. ¿Café o Colacao? ¿Durmió bien?
Aún recuerda su primer paseo.
Aún recuerda el sofá.
Manta. Peli. Horas.
Aún recuerda su segunda cita.
Aún recuerda a Cinco horas con Mario.
Pizza. Risas. Más sueños.
Aún recuerda las cenas, las llamadas, las palabras.
Ahora no recuerda nada. Todo se le ha olvidado.
Aún recuerda su primera cita.
La hora. El sitio. Llega tarde.
Aún recuerda la primera cena.
Aún recuerda la primera vez que le hizo reír.
Caricias. Besos. Risas. Sueños.
Aún recuerda el primer mensaje.
Aún recuerda su primera locura.
9:30. Le recoge. Un viaje.
Aún recuerda su primera noche juntos.
Aún recuerda su abrir de ojos por la mañana.
Buenos días. ¿Café o Colacao? ¿Durmió bien?
Aún recuerda su primer paseo.
Aún recuerda el sofá.
Manta. Peli. Horas.
Aún recuerda su segunda cita.
Aún recuerda a Cinco horas con Mario.
Pizza. Risas. Más sueños.
Aún recuerda las cenas, las llamadas, las palabras.
Ahora no recuerda nada. Todo se le ha olvidado.
En honor a María Luisa Elío.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)