lunes, 29 de junio de 2015

En un acantilado boricua

Ahora me doy cuenta de que
las huellas que he ido dejando
por aquel camino que, en ocasiones,
parecía no tener rumbo,
en el que el sol y las nubes luchaban
como se de Troya se tratase,
son las huellas que yo he querido dejar.
Cuántas veces pensé que me estaba equivocando,
y probablemente me estuviera equivocando,
cuántas veces pensé en arrojar la toalla,
pero ahora me siento aquí,
al borde de un acantilado boricua,
esperando que la espuma del mar me salpique,
y me doy cuenta de que, finalmente,
todo era parte del camino que
empecé hace tantos años
y que estoy seguro que va a durar muchos más.
Pero aquí estoy,
más firme que nunca,
seguro de lo que hago, de mis decisiones,
y lo más importante, de mí.
Probablemente me vuelva a equivocar,
y bienvenida sea la equivocación,
pero esta sensación de estar haciendo
lo que quiero hacer,
hoy, me lanza al acantilado.

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