jueves, 5 de marzo de 2015

Las cosas están cambiando

Las cosas están cambiando.
Hoy no voy a escribir
de lo mismo de siempre
o no exactamente de lo mismo.
Hasta ahora, el alma de poeta
se había dejado llevar
por las tempestades de
la agonía, el sufrimiento
y de hasta el infierno.
Así era porque así era considerado
normal por la sociedad.
Lo normal era tumbarse en la cama
y usar las sábanas como pañuelo.
Era más fácil buscar culpables,
aunque fuera uno mismo,
que valorarse a uno mismo.
Era más fácil refugiarse en los demás
que en uno mismo,
pero las cosas están cambiando.
Ahora empiezo a buscar dentro de mí,
a encontrar a mi yo,
a hablar conmigo y a decidir por mí.
Cierto que aún es difícil,
que aún hay miradas que me desvían
del camino para llevarme al suyo
y que, a veces, me pregunto si
estas sábanas no me van a traer
peores consecuencias
o si realmente estoy haciendo lo que quiero.
No obstante, miro en mi interior y siento que
estoy decidiendo por mí,
que estoy viviendo el presente y
que la equivocación no es una opción.
No me equivoco. Si las cosas no salen bien,
no fue una equivocación,
hice lo que sentía. Ahora paso página
y sigo adelante.
Valgo mucho. Ya habrá más libros.
Pero también hay que cerrar cada capítulo,
hay que perdonar,
y en ese proceso está el individuo.
¿Por qué dije que no voy a hablar de lo mismo
o no exactamente de lo mismo?
Porque sigo hablando de mí,
que hasta ahora lo había considerado
de segunda categoría,
pero que ahora es lo único que existe.
¿Qué va a ser más importante que yo mismo?
Ya no hablo de mis lamentos, hablo de mi poder,
del que llevo dentro y del que me saca esta sonrisa,
hablo de mi naturaleza que puede con todo. L

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