A veces me pregunto
donde están los límites
entre la locura y la razón,
entre lo que es normal
y lo que no es normal,
entre tu mente y la mía.
Entonces me doy cuenta
del engaño de la mente,
de su perversión innata,
que se alimenta de las víceras
como buitre carroñero,
de la libertad que dicha razón
nos regaló al abrir los ojos
y que la locura se empeña
en arrebatarnos a cualquier precio.
No importa lo perfecto
que sea todo porque ella trabaja
a jornada completa
y su salario está por encima del mío.
Quizá sea hora de pedir un ascenso,
de empezar a ser el jefe
y explicarle que esto no es sano,
que no sirve de nada,
que la vida es mucho más fácil
cuando la la razón y la locura
trabajan unidas de la mano.
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