martes, 21 de enero de 2014

Dictadura

Hoy lo he descubierto.
Tu eres mi dictador,
tu eras mi dictador,
un 20 de noviembre,
un maldito 20 de noviembre
os unió, nos unió.
Muerto él,
muerto yo,
¿cuándo mueres tú?
No vengas a morir
otro 20 de noviembre;
ni muerto me respetas.
Mundo fascista de
dictadores, ladrones
de vida, aire y fe.
Dictador de los dictadores,
él a la sombra de ciprés,
a tu sombra,
esperando a que llegues
para arrodillarse ante ti,
el DICTADOR.
Leyes, normas, poder
que robaste sin pagar
y te di sin cobrar.
El precio mi vida,
como la de tantos otros,
la vida de los nuestros,
el alma de los que huyeron,
la fe de mi país,
que no del tuyo,
yo muerto, español,
exiliado quizá,
pero español.
Tú, vivo,
pero jamás español,
no toleramos más dictadores,
no tolero a ningún dictador.

Era tan ella y tan poco yo …

Era tan ella y tan poco yo
que ya no sabía ni quién era.
Intentaba sentir lo que ella sentía
sin preocuparme por lo que yo,
o ella, ya no lo sé,
también sentía y
dejé de sentir.

Caminaba ella debajo de aguaceros
y era yo el que estaba empapado
pero mi ropa estaba totalmente seca.
Las balas la  habían traspasado,
su cuerpo estaba como si nada,
el pelo se me desangraba.
Se levantó de un sueño sin fin,
pero era a mí a quién le invadían
cada noche los fantasmas de su pasado.

Todo se había convertido
en un camino de ida y vueltas,
donde tampoco sabía
si volvía o si iba,
y es que ella no era ella,
pero es que yo no era yo,
y el nosotros ya ni existía.

domingo, 19 de enero de 2014

Ay Dios…

Ay Dios,
ya no sé qué decir,
la gente me pregunta dónde está,
por qué no aparece,
por qué no le escribo,
y ya no sé qué responderles.
Yo tampoco lo sé.
Me dejó,
no sé hasta cuándo,
si volverá mañana,
o nunca.
Mientras tanto
yo sigo abriendo los ojos,
pasando horas sentado en el metro,
tirado en la calle,
esperando y esperando…
Me da miedo que
no salga de mi cabeza,
o que no vuelva a entrar,
que me bloquee,
que no nos reunamos más
y que me quede vacío.
Lo peor esto no es amor;
ése tiene solución,
no hay muerte eterna,
pero esa incertidumbre
me está matando.
Quizá cuando lo superé,
perdí a mi musa…
y eso no se puede superar.