lunes, 2 de diciembre de 2013

Temor

No somos más que miedos, uno tras otro. Y luego viene otro. Y otro. Y otro. Y cuando parece que ya no hay más, siempre aparece otro. Definición de vida: temer. Algunas veces he pensado: <<me meto en la cama y de aquí no salgo>>. Pero inmediatamente he dicho: <<No, que se me puede caer el techo encima>>. Quizá sea por eso que no te miro a los ojos cuando hablo, ni cuando sonrío, ni cuando te acaricio. Puede que veas mis miedos en mis ojos y eso me da miedo. Temo que mañana ellos no estén, que mañana la desgracia acuda a los míos (con lo fácil que es pasar de largo, desaparece, hundirse, … pero ella siempre está). Temo no volverte a encontrar, que los escalones se ablanden y que sea incapaz de pisar firme, que mundo sobre el que camino diariamente se abra ante mí y caiga, caiga y caiga… y haya un momento en el que sea incapaz de subir, pero en el que seguiré estando vivo, porque la desgracia es de esas que viene y se queda durante mucho tiempo contigo, que te ve sufrir poco a poco, día a día, pero nunca acaba contigo en el momento.

Vuelvo a temer. La cabeza gira. Quiero vomitar, retorcerme en mí mismo, gritar, llorar, dormir. Vomito, me retuerzo, lloro, pero no duermo. El miedo no me deja. Sé que, cuando despierte, todo volverá a empezar y volveré a temer, y la cabeza volverá a girar y querré vomitar y retorcerme y así sucesivamente.

Pero no le temo a la muerte.

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