<<Acabo de poner la sonata de Kreutzer. No estoy en la sala de espera del médico, no pienso nada de lo que digo, no estoy emocionada. Escribo. Escribo y no llego a poder comunicar la gran mezcla de sensaciones que querría poder comunicar. A la vida de verdad no llega nadie. Intentos, pruebas. Ensayos. Escaramuzas del indio sioux, que es el más astuto. Nada. ¡La sonata en el tocadiscos y a llenar hojas! Hablo de mí. Y no hablo de mí. Cuando alguien muy inteligente diga: Ya la tenemos con todas sus astucias de escritor que quiere y no llega… Y cómo confiesa, Señor… Se encontrará con las manos vacías. No daré nada. Hablaré sin parar de mí y no diré nada. Parálisis soy yo.>>
Parálisis, Mercè Rodoreda
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