lunes, 1 de julio de 2013

Una rosa

Ahí está.
En medio de la mesa,
viendo pasar el tiempo,
apoyada sobre el cristal,
sola en su jarrón,
perdiendo el color,
perdiendo la vida.
Se le cae un pétalo
que ensucia la mesa,
esa que la sujetaba con fervor,
que no la había abandonado nunca,
pero ella se empeña en ensuciarla.
Se le cae otro pétalo,
ella sigue ahí aguantando,
esperando que vuelva a florecer,
que se vuelva a abrir ese capullo,
que vuelva a iluminarla.
Pero solo se le caen pétalos,
uno tras otro,
y con ello manchando todo a su paso,
destruyendo cada recuerdo
sentados a aquella mesa,
destruyendo lo inconstructible.
Si algún día vuelve a florecer,
vuelve a dar un taconazo,
a pisar fuerte el mármol
y a meter sus raíces hasta lo más hondo,
puede que la mesa esté cansada
de aguantar sobre su lomo su carga
y se haya derrumbado para siempre.
Ahí está muriendo.

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