Esta gota cayó un 16 de abril de 2008. Con ella, una gran tormenta de momentos felices, ilusiones, experiencias y muchas, muchas, muchas honras junto a mí. Hoy toca decirle adiós desde la distancia, pues los 1700 km entre nosotros no me permiten pisar su acelerador por última vez y sentir su fuerza. Recuerdo cuando lo encerré en mi garaje, sin carnet aún, le puse su funda como mi tesoro más preciado y prohibí que nadie lo tocara, casi ni lo mirara. También recuerdo a todos mis amigos encerrados en él para darme una sorpresa en el día de mi 18 cumpleaños. Me ha dado momentos tan buenos, tan mágicos que me sería imposible enumerarlos: noches de soledad, noches de fiesta, viajes al campo, atascos en el barro, viaje a Almería, Granada, Madrid, ... Creo que podría decir que donde yo iba, él venía... incluso en aquellos días interminables en los que pasaba horas y horas... Además, nunca protestó... nunca se quejó, ni incluso cuando lo estrellé contra un coche de policía.
Aparte de pertenecer a una etapa muy importante de mi vida, ha hecho que empiece una nueva y que comprenda muchas cosas. Supuso mi entrada definitiva en el mundo adulto. Al conseguir mi carnet de conducir el 29 de mayo de 2008, se convirtió en mi mejor aliado. Además, él me enseñó que no es tan importante las posesiones, que vienen y que van, que al final todos somos iguales y llegamos al mismo lugar, aunque en distintas condiciones.
También me trajo algunos problemas: revisiones millonarias, peleas con mi hermano para que se lo dejara, un poco comilón ... pero nada reprochable por todo lo que me ha hecho sentir. Por eso, hoy le tengo que decir adiós, la vida tiene sus fases y con él y con mi fin de carrera, se va otra, pero es algo que siempre quedará entre nosotros y reflejo de ello dejo aquí esta imagen.
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