jueves, 7 de agosto de 2014

On my way to Miami

09:41. Aún no amanece a pesar de que el sol lleva calentando mis lágrimas varias horas. Me da miedo no volver a ver el sol durante cuatro años. Hace una hora, cuando despedí a mis padres, cayó la noche y el frío me está congelando. Dicen que hay que acostumbrarse a decir adiós, a cerrar los libros y comenzar a leer otros nuevos. Creo que quiero ser analfabeto, olvidar lo vivido y sentarme de nuevo en el atril. Mi familia me espera, lo sé. Y yo sigo esperando también, aunque no tenga muy claro el qué. No sé si espero al sol, a Peter Pan, al azar o, quizá, al tiempo, pero sí sé que también me da miedo cansarme de esperar. Me produce cansancio intentar pensar si es posible esperar y vivir. Realmente, no esperas lo vivido ni vives lo esperado. No sé para qué esperar entonces. Hay tanto que no sé. Hay tanto que no quiero saber. Sigo sin saber por qué este tren está haciendo la segunda parada y no me bajo corriendo sin mirar atrás, no sé qué es lo que me lo impide, pero aquí estoy, escribiendo esto y sin actuar. Una vez más.


19:16. El sol sigue sin salir, pero el tiempo ha amainado a pesar de las mariposas que siguen revoloteando en mí. El frío del avión me impide pensar, mejor. Quizá no todo sea tan malo, o quizá sí, pero tampoco estoy dispuesto a comprobarlo. Un menú horrible y las risas provocadas por un andaluz y una vasca es toda novedad hasta ahora. Bueno, eso no es del todo cierto. El aire ha comenzado a llegar a mis pulmones y el río parece haberse secado por un rato.


19:27. Ganar o perder. ¿Es esa la cuestión? Dicen que hay poco que perder y mucho que ganar. Yo no lo sé. Ponerle precio a ver a mi familia sonreír durante cuatro años no es posible. Pero parece ser que eso es este exilio, una cuenta que pagar, lo que no sé es cuándo contraí la deuda. Qué inconsciente. A veces me pregunto si le vendí mi alma al diablo y no me acuerdo. Otros dirían que estoy bendecido. Ironías de la vida. El agua sólo moja cuando queremos. Mentira. Moja cuando ella quiere, o bien te humedece calándote a los huesos o bien baja a tus pies como firme carretera.


08:57. Día 1. Buenos días Miami Beach. Gracias por la cálida acogida. Todo un placer. Esto es la vida. Ayer el miedo me invadía, hoy feliz y valiente. Dicen que el no saber qué pasará emociona, creo que sí. Carretera y manta. La manta es un decir… si alguien es capaz que la coja. Esta gama de colores me encanta. España, aprende. Me voy a vivir.

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