miércoles, 4 de noviembre de 2015

Una mano sobre la pierna

Una mano sobre la pierna.
Eso era todo.
No necesitaba más.
No necesitaba un beso,
ni una mirada,
ni una llamarada,
eso era todo.
Sentía su protección,
estaba ahí conmigo,
tumbado junto a mí,
ocupado en sus asuntos,
pero con una mano sobre la pierna.
Cada uno tenía su vida, su sueño,
éramos soñadores,
pero la mano estaba sobre la pierna.
Esta mañana seguía ahí,
aquella farewell se acercaba,
pero ahí seguía,
piel contra piel,
sin querer despegarse.
Aquella mano tenía un poder,
como pocas habían tenido,
y dejen de pensar en lo sexual,
era capaz de vaciarme, así es,
de que ni el hoy ni el mañana importase,
de que cerrara todo,
de que volara sin volar
y respirara sin respirar.
Eso era mi vida.
Una mano sobre la pierna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario