Porque no importa
si las sábanas están vacías,
si las miradas no se cruzan,
si el teléfono no suena.
Porque tampoco importa
que haya razones o no,
que las entienda o no,
que hubiese alguien o no.
Porque importa
que vuelva a tener vida,
que la mirada no se disuelva,
que los ojos me brillen,
que sepa decidir,
que vuelva a reír,
que no mire el reloj,
que el tiempo no exista,
que el miedo se haya disuelto,
que desconozca el significado
de la palabra “preocupación”,
que no me sienta culpable por nada,
que respire sin sentir que
te estoy robando el aire,
que mis decisiones no sean las tuyas,
que vuelva a ser libre.
Porque yo importo
todo lo que tú nunca
podrás volver a importar.
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